Encontrar la forma de mejorar la vida sexual en parejas lactantes es algo que se debe buscar después de haber tenido un bebé. Si en nuestra anterior entrada nos dedicábamos a describir algunos problemas relacionados con el sexo que se pueden dar en el ámbito de la pareja después de haber tenido un bebé, hoy vamos a tratar de ver cómo encontrar algunas soluciones que permitan mejorar la vida sexual en parejas lactantes.
Se suele escuchar que, a nivel hormonal, una mujer que está dando el pecho a su bebé es similar a una que se encuentra en plena menopausia. De hecho, si la mujer que acaba de dar a luz decide no dar el pecho a su bebé, retoma sus ciclos menstruales en unas pocas semanas. Cuando esto sucede, el epitelio vaginal recupera un estado similar al que tenía antes del embarazo.
Sin embargo, cuando la mujer en cuestión decide dar el pecho a su bebé, pueden aparecer un buen número de molestias a la hora de practicar sexo. Especialmente en el momento de la penetración. Aunque no tiene por qué ser el único tipo de molestia. Generalmente, también aparecen dolores importantes cuando se provoca la excitacón sexual.
Las relaciones sexuales sin penetración pueden ser una alternativa ideal para esta época. Cuanto más progresivamente se produzca la excitación, mejor. En este punto, las caricias, los abrazos y los masajes pueden jugar un papel fundamental para que no aparezcan las molestias.
Utilizar algún tipo de crema o aceite hidratante a nivel vaginal es una idea excelente. Se trata de una producto que se debe aplicar a diario. No se limita exclusivamente a los momentos en los que se quiere practicar sexo, sino que ha de hacerse de forma rutinaria.
El uso de lubricantes durante el transcurso de las relaciones sexuales es una idea muy adecuada a esta circusntancia. Resulta reconmedable que utilicemos lubricantes con base de agua y no de silicona. Especialmente si utilizamos un preservativo. Otro tipo de bases podrían dañarlo.
Adaptar nuestra forma de practicar el sexo a una etapa tan concreta y particular es algo esencial. No hacerlo, simplemente, nos puede alejar de tener ganas por practicarlo. Algo que en ningún caso deseamos.