Cuando hablamos de atracción en el contexto de la sexualidad y las relaciones, generalmente nos referimos a la atracción sexual. Sin embargo, existen otro tipo de atracción: la atracción romántica o la atracción emocional. Cada una de ellas es distinta. Todas pueden ocurrir entre personas del mismo sexo o del sexo opuesto. Una relación entre dos personas puede contener más de un tipo de atracción. El tipo y el nivel de atracción pueden ser diferentes para cada persona.
La atracción sexual es el deseo de participar en una conducta íntima física o sexual con otra persona. Por ejemplo: besar, tocar, tener relaciones sexuales y otras formas de juego sexual. La atracción romántica es el deseo de participar en un comportamiento íntimamente romántico con otra persona. Por ejemplo: citas, noviazgo, relaciones o matrimonio. La atracción emocional es el deseo de participar en un comportamiento emocionalmente íntimo con otra persona. Por ejemplo: compartir, confiar, confiar o proporcionar apoyo emocional.
La atracción sexual también es distinta de la excitación y de la actividad o el comportamiento. En la investigación sexual, la excitación sexual describe un estado fisiológico marcado por cambios que ocurren en el cuerpo, medidos en frecuencia, función cerebral y sensibilidad a los estímulos, así como el flujo sanguíneo, dilatación y sensibilidad en los genitales. Alguien puede experimentar un estado de excitación con o sin experimentar también atracción sexual hacia alguien.
La atracción no siempre conduce a una actividad o comportamiento correspondiente. De hecho, en muchas ocasiones no coincide en absoluto. Por ejemplo, alguien que es célibe puede experimentar atracción sexual o romántica, pero ha optado por no participar en actividades sexuales o románticas. Se trata de una elección al margen de su identidad.
Hacemos hincapié en esta diferencia. Especialmente en la sexualidad, donde los mitos y supuestos pueden conducir a la agresión sexual o la violencia. La atracción sexual, la capacidad física para participar en la actividad sexual y la disposición de un individuo para participar en la actividad sexual no son lo mismo. Uno de ellos no implica automáticamente a los demás. Es por esto que la comunicación y el consentimiento son importantes para nuestras exitosas interacciones sexuales, emocionales y románticas.