En el BDSM puede parecer que alguien disfruta dándole dolor a otra persona de una manera sádica. Pero en realidad hay mucho más que eso. Es importante entender que antes de que las personas se pongan en esa situación, hay muchas conversaciones y organización que intervienen en el acto.
Las personas no solo se dan un látigo y piden ser azotadas. En lugar de eso, se sientan y se explican entre sí qué quieren hacer y qué quieren que se les haga. Esto significa establecer límites y algunas palabras de seguridad que se pueden decir en cualquier momento para detener el acto si alguna vez va demasiado lejos y se vuelve demasiado doloroso.
Es impensable comenzar con el BDSM sin establecer los límites y las fronteras. Significa, desde luego, un punto de gran confianza entre las diferentes partes involucradas. Poder confiar en alguien con tu dolor y, por lo tanto, con tu bienestar no es más que una gran sensación donde puedes dejarte llevar y escapar de tu estrés diario por completo.Es bastante fácil entender por qué alguien querría tomar la posición de dominante. A todos nos dicen qué hacer y cómo comportarnos todos los días. Ya sea en el trabajo o en casa. Es normal que algunos de nosotros queramos cambiar las cosas. El BDSM da esa salida desde el rol de dominante. Dominar no siempre significa tener que dar dolor a alguien. Pero al menos en esos casos se tiene el control de la situación. Este tipo de control nos es quitado en nuestras vidas diarias. Es una increíble sensación recuperarlo.