Muchos hombres se visten de mujer en la intimidad. Se trata de un tema tabú, a nivel social, por la educación que, en general, hemos recibido. Sin embargo, es una práctica más común de lo que podemos alcanzar a imaginar. Al contrario de lo que podemos pensar, no es un asunto que se limite a personas homosexuales. Ni mucho menos. Muchos hombres heterosexuales disfrutan vistiéndose de mujer. Estamos ante una práctica muy común que se da en todas las profesiones y en todas las clases sociales. De hecho, una característica que se da muy frecuentemente es que es un comportamiento que se suele dar en hombres casados, o que viven en pareja, y con hijos.
Lo primero que hemos de saber es que el hecho de vestirse de mjer y disfrutar con ello no supone ningún problema en la identidad sexual de quien lo lleva a cabo. Ni mucho menos. En general, se trata de una vía de escape para dejar salir la feminidad que todo varón lleva dentro. Se da muy frecuéntemente el hecho de o recordar qué es lo que llevó a hacerlo por primera vez. En ocasiones se tratará de un simple fetiche y en otras de una fantasía sexual. Son muchas las causas que pueden llevar a esta práctica.
La represión no suele ser recomendable a ningún nivel. Especialmente la represión de algo que es intrínseco a nosotros mismos, como nuestra propia feminidad. Hacerlo no nos lleva más que a sentir frustración. Son muchos los hombres que aunque ocultan que lo hacen no dejan de hacerlo en la intimidad. El miedo a la presión social, sin duda, es el origen de este comportamiento.
El miedo a la reacción de la pareja es una de las causas mas frecuentes de la ocultación de esta práctica. En general, como en cualquier otro tipo de situación relacionada con el sexo y la pareja, resulta muy conveniente hablar con libertad, sin miedos y de una forma abierta con la persona que comparte nuestra vida. Cuando esto sucede, lo más habitual es que se muestren comprensivas ante nuestra afición secreta.