El sexo en la ducha

El sexo en la ducha es una práctica más que recomendable. Además, en esta época del año, se trata de una excelente alternativa para quienes no tienen la suerte de poder practicar alguna otra variedad de sexo acuático. Son tantas las escenas de sexo en la ducha que el cine nos ha proporcionado que  el sexo en la ducha se encuentra instalado en la memoria colectiva de muchos de nosotros.

Que la ducha  invita a disfrutar de nuevas  experiencias eróticas es algo que está muy claro. De hecho, seguro que muchos de nosotros hemos tenido la fantasía de hacerlo alguna vez en una. Sentir cómo el agua tibia va recorriendo nuestros cuerpos es una sensación dificilmente igualable. La textura de la espuma y los aromas que se van desplengando son unos ingredientes que resultan perfectos si de un encuentro de alto contenido sexual se trata.

Para llevar a la práctica una de las posturas que pueden resultar más excitantes para mantener sexo en la ducha es necesario que dispongamos de un escalón. De esta manera, ella podrá sentarse sobre él con las piernas abiertas. Cuando no se dispone de el escalpon mencionada, siempre podemos introducir un pequeño banco o silla. A esta posición se le conoce como la postura de la doma.

La postura de la hamaca es otra de las más utilizadas. Una buena opción para practicar una buena sesión de sexo en la ducha. Aquí es el hombre el que se debe sentar. Esta vez en el suelo. Por ello resulta muy recomendable reservar esta postura para nuestro propio hogar. Mejor no llevarla a la práctica en lugares como, por ejemplo, hoteles. Una vez más, la experiencia del auga tibia inundando lso cuerpos mientras se expresan en su delicioso vaivén resulta única.

Las alternativas a estas posturas sexuales para prtacticar sexo en la ducha son muchas y muy variadas. Lo que sí hemos de tener en cuenta siempre es que debemos observar unas medidas de seguridad para este tipo de prácticas. No hemos de olvidar que la ducha no deja de ser un lugar peligroso. Los resbalones están a la orden del día y sus consecuencias pueden resultar realmente dramáticas. Hemos de recordar siempre el uso de alfombrillas antideslizantes. También hemos de tener presente que no podemos agarrarnos a superficies que no aguantarán nuestro peso como, por ejemplo, las cortinas.

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