Cualquier persona que haya adquirido una educación adecuada sobre cualquier asunto, puede integrar esa parte de la vida en su día a día sin ningún tipo de trauma. Con total naturalidad. Eso mismo sucede con la masturbación. Las personas que han recibido una educación adecuada sobre este tema, pueden integrarla perfectamente en su vida sin ningún tipo de problema.
La masturbación, al margen de la importancia que tiene a nivel de práctica placentera, nos da un buen número de posibilidades. La primera, por supuesto, es la de conocer nuestro propio cuerpo. Esta circunstancia es aún más significativa en el caso de las mujeres. La complejidad de su aparato genital es tanta que nunca se termina de conocer por completo. Sin duda, se trata de un buen motivo para aficionarse a la masturbación. Conocer el propio cuerpo resulta imprescindible.
La investigación a nivel sexual es otra de las posibilidades que nos ofrece la masturbación. Una vez más, nos topamos con una sociedad que ha censurado históricamente la masturbación de las mujeres. Sin embargo, esta exploración solitaria que nos ofrece la masturbación puede ser una importantísima fuente de conocimiento sobre las propias apetencias sexuales.
La autoestima que nos proporciona la masturbación es una sensación única. Los entornos represonres han pretendido que el sentimiento de culpa sea el que se imponga en nosotros. No cabe duda de que esta sensación no tiene ninguna razón de ser. Por el contrario, experimentar placer solitario nos debe dotar de una sensación de satisfacción que refuerce nuestra autoestima y nos haga tener una mayor confianza en nosotros mismos.