Hay una gran variedad de métodos de sexo seguro practicados por todo tipo de parejas sexuales, incluyendo, por supuesto, loa actos de sexo no penetrante. El sexo seguro es una filosofía relevante que trata de evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados. Los preservativos, también llamados condones, son, sin duda, los principales métodos para realizar el sexo seguro y contraceptivo. Además, actúan como una importante forma de prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS), como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) y la sífilis. Según los estudios publicados por la Organización Mundial de la Salud, el uso correcto del látex de los condones reduce el riesgo de que el usuario contraiga el VIH entre un 85-99%.
Varias decisiones y opciones acerca del control de natalidad pueden verse afectadas por diversos aspectos culturales. El Instituto Guttmacher divulgó una encuesta real que demostraba que el 62% de las mujeres de entre 15 y 44 años estaban utilizando uno de los métodos anticonceptivos, y entre las mujeres que practican la contracepción, La píldora anticonceptiva es la elección más popular, alcanzando el 30,6%, seguida por el preservativo masculino, con un 18%. Además, el 27% de las más jóvenes eligieron los preservativos como el método principal para evitar el contagio de ETS y para protegerse de embarazos no deseados.
Un informe de la Kaiser Family Foundation realizado en 2006, concluyó que, entre los jóvenes norteamericanos sexualmente activos de entre 15 y 19 años, el 83% de las mujeres y el 91% de los hombres reportaron el uso de, por lo menos, un método anticonceptivo en las últimas relaciones sexuales. El Instituto Nacional de Salud afirmó que una de cada cuatro relaciones sexuales en Estados Unidos se hacían con el uso del preservativo, donde el número se eleva a uno de cada tres entre los solteros, además de afirmar que os adultos evaluaron que, incluso con el uso del preservativo durante la relación sexual, la actividad fue evaluada positivamente en términos de excitación, placer y orgasmo, si se compara con el sexo sin protección. En definitiva, el sexo seguro es posible sin que, en ningún caso, haya de verse mermada la capacidad de placer experimentada.