La depilación genital es algo que, queramos o no, se ha impuesto. Parece que esta´de moda que luzcamos los genitales libres de todo tipo de vello. La estética del vello púbico, no hace tanto muy presente en nuestro imaginario colectivo, ja pasado a mejor vida, al menos en lo que al criterio predominante se refiere. Parece que ya no gusta el pelo púbico. Y es que la tendencia actual va encaminada a que la entrepierna se muestre libre de pelo, cual culito de bebé. La depilación genital está a la orden del día.
Una de las cosas que se suelen decir acerca del asunto de la depilación genital es que se trata de un asunto relacionada con la higiene. Se trata de un argumente rotundamente erróneo. El hecho de tener o no tener vello púbico no convierte a alguien en una persona más o menos limpia. El nivel de higiene que alcancemos tienen que ver con otros factores, no con la cantidad de pelo que tengamos en el pubis. De hecho, el vello de los genitales no está ahí porque sí, sino que cumple una serie de funciones. Desde mostrar le momento de llegada a la madurez sexual hasta mantener la temperatura adecuada a la zona púbica, pasando por la función de impedir la entrada de elementos patógenos en el caso de las mujeres.
Sin embargo, efectivamente, esto no supone que se pueda prescindir del vello púbico si que sobrevengan infecciones o irritaciones genitales. En realidad, solo estamos justificando la necesidad de ser dotados con vello púbico, ya que, con el nivel adecuado de higiene, también sin él, es decir, haciendo uso de la depilación genital, podemos mantener un nivel de salud adecuado.
El hecho de elegir la depilación genital, por lo tanto, es una opción que tienen tanto valor como el de no elegirla. Ambas opciones pueden ser totalmente válidas y saludables. siempre que se administren de una forma correcta. Ninguna de las dos posibilidades tiene por qué estar relacionadas con la falta de higiene ni mucho menos. De hecho, oír este comentario tan instalado en la sociedad llega a resultar hasta molesto por lo incierto.