Es habitual encontrarnos con determinadas personas que aseguran que se sienten atraídas por el erotismo pero no por la pornografía. A pesar de ser relativamente facil encontrarse con argumentos de este tipo, no es facil que nos pongamos de acuerdo en los debates acerca de esta cuestión. El problema principal pasa por la dificultad que, en determinados ámbitos, existe para diferenciar una de la otra. Y es que no siempre están claros cuales son los límites entre el erotismo y la pornografía.
Según Eysenck, autor del trabajo «usos y abusos de la pornografía», publicado en el año 1979, que un material escrito se considere pornografía depende de algunos elementos objetivos del propio texto. Así, variables como la situación descrita, la cantidad y el tipo de sustantivos, adjetivos y advervios que conformen el texto pueden resultar determinantes para, en el caso de la literatura, encontrarnos ante pornografía o no. Así, si analizamos cualquier obra con contenido sexual podríamos cuantificar y clasificarla en el nivel de pronografía que le correspondiese.
Incluso, se han llevado a cabo estudios en diferentes ámbitos para analizar el mismo texto por personas diferentes pero con idénticos criterios, basados en los descritos anteriormente. Los resultado fueron sorprondentemente homogéneos, lo que parece que viene a determinar que, de existir, y de hecho parece que así es, consenso en cuanto a la valoración de la pornografía en los tetos escritos, sugeriría la idoneidad del metodo propuesto por Eysenck.
En realidad, el citado nivel de consenso guarda bastante relación con diferentes factores culturales. Al tratarse de personas provenientes de nucleos sociales muy similares, los resultados acaban siendo my parecidos. De hecho, otros estudios han demostrado que utilizando individuos para analizar los textos de diferentes orígenes sociales y culturales, los resultados acaban siendo mucho menos homogéneos.
Una vez más, la ciencia para avanzar y mostrarnos una realidad objetiva, antes nos confunde y nos trata de dar una visión distorsionada de la realidad. En realidad, en lo que se refiere a la consideración de un texto como erotismo o pornografía, aún no tenemos una solución clara para acabar con el debate. Sin embargo, este tipo de estudios, evidentemente, nos acercan a encontrar la respuesta definitiva, si es que existe.