¿Resulta habitual compartir fotos sexys? ¿Se trata de una práctica generalizada o limitada a determinadas personas? Bien, estas preguntas y algunas otras más relacionadas con el mismo asunto son las que nos hacemos muchos de nosotros cuando observamos al realidad actual de los contenidos de Internet en general, de las Redes Sociales en particular e, incluso, de chats que pretenden ser provados como WhatsApp o Telegram. La respuesta es sencilla pero consta de algunos matices. Vamos a hablar en la entrada de hoy eel hábito cada vez más extendido de compartir fotos sexys por Internet o por cualquier otro medio electrónico.
La respuesta a la pregunta que encabeza nuestra entrada de hoy tiene dos partes. Si nos referimos a las generaciones nativas digitales, es decir, a aquellas personas que aun no han llegado a los 30 años de edad, la respuesta es sí en su inmensa mayoría. Un 95% de las personas menores de 30 años, es decir, aquellos que, prácticamente desde la cuna, han venido viviendo las tecnologías informáticas en tiempo real, suelen compartir fotos sexys. La menos, lo han hecho en alguna ocasión. Sin embargo, si hablamos de las genenraciones mayores, la cosa cambia. Según se va aumentando el rango de edad, el porcentaje baja hasta prácticamente el 0% en los mayores de 55 años de edad.
Las parejas jóvenes suelen ser adictas a compartir fotos sexys. Casi todas lo hacen. Sin embargo, de todos aquellos que han enviado o recibido contenidos sexuales explícitos en uno u otro formato, casi el 10% se ha arrepentido de hacerlo. Además, el 90% restante, aún está a tiempo de hacerlo. Resulta evidente que, cuando un contenido, el que sea, pero ahora estamos hablando de sexo, sale de tu dispositivo electrónico, pierdes el control de lo que pasa con él y de cómo puede llegar a difundirse. Además, a poco que se viralice el asunto la difusión puede ser muy rápida. Esto sucede en el ámbito privado y ya es muy peligroso. Si enviamos a una pareja una foto nuestra, nunca sabemos realmente qué hará con ella. Pero si el contenido es subido a la red en cualquiera de sus formas, la pérdida de control ya es más que definitiva.