En realidad, ¿sabemos cómo es nuestro cuerpo? Si hay algo que resulta completamente fundamental para mejorar nuestra voda sexual y, en general, todo lo relacionado con nuestra erótica, sin duda, eso es conocer nuestro cuerpo. Sabeçr qué cosas nos gustan en materia sexual, conocer qué es lo que realmente queremos cuando nos enfrentamos a una relación sexual, tener claro cómo queremos el sexo. Sin embargo, en la mayoría de los casos no sabemos cómo es nuestro cuerpo y, sin duda, esto supone un problema para nuestro desarrollo vital.
resulta muy recomendable que nos acostumbrásemos a expolrar con frecuencia nuestro cuerpo para aprender qué sensaciones nos despiertan los diferentes estímulos en diferentes partes de nuestro organismo. Resulta fundamental aprender a localizar diferentes sensaciones en cada punto de nuestro organismo. Sio sabemos cómo es nuestro cuerpo estamos mucho más cerca de la plenitud sexual y, por lo tanto, de alcanzar una vida mejor.
El coito, a pesar de que el rol que le asignamos en un encuntro sexual suele ser de una jerarquía superiro a cualquier otra práctica no es más que una de las muchas posibilidades que tenenmso a nuestro alcance para experimentar del sexo y disfrutar con el. Sin embargo, en absoluto tiene por qué ser la más excitante ni con la que más se disfrute. De hecho, hay personas con una vida sexual totlamente plena, que prefieren otro tipo de alternativas diferentes a la penetración e igual de válidas para alcanzar el máximo nivel de placer. Saber cómo es nuestro cuerpo y cómo funciona en este sentido resulta una ventaja imponderable.
Y es que no debemos olvidar que nuestro cuerpo está plagado de rincones sensibles. Estos rincones están repartidos a lo largo y ancho de la anatomía de cada persona. Esta amplia gama de lugares para el placer nos pone a nuestra disposición un auténtico universo para disfurtar infinitas posibilidades a base de un sinfín de posibilidaes para el estímulo. Obviar esta circunstancia puede suponer perderse una parte importante de las posibilidades de placer que tienen el ser humano. Lo mejor para no hacerlo, sin duda, es ponerse manos a la obra para saber cómo es nuestro cuerpo.