¿En qué piensas para excitarte? Sin duda, habrá tantas respuestas a la pregunta cómo personas que se la formulen. La diversidad en todos los ámbitos de la vida resulta palpable Basta con asomarse a la calle para ver lo diferentes que podemos llegar a ser unos de otros. Por supuesto, en materia sexual no podía ser de otra manera y la diversidad también es abundante. Cada persona se excita de formas muy diversas. Con toda seguridad, lo que a una persona le puede resultar tremendamente excitante a otra no tiene por qué y al contrario. Para excitarte utilizas métodos que a otra persona no le funcionarían, de la misma manera que a otra persona no le funcionarían los tuyos. El sexo, un aves más, funciona como casi todas las demás facetas de la vida.
Todos tenemos idearios recurrentes a los que asomarnos para alcanzar determinada situación. Cuando hablamos de sexo, tenemos imágenes en nuestra cabes que nos permiten alcanzar, de forma más o menos rápida, un importante nivel del excitación. Esta colección de elementos que fluyen en nuestra mente tienen que ver con nuestros gustos, nuestros miedos, nuestros deseos y, por supuesto, con las cosas que nos excitan. La combinación de estos elementos, al final, son el resultado que obtienes cuando tratas de imaginar situaciones con las que excitarte sexualmente.
Sin duda, son muy variadas las cosas en las que puedes pensar para excitarte sexualmente. A algunas personas les resulta tremendamente excitante sentirse observadas en plena tarea sexual. Imaginarse que alguien les está mirando oculto tras una ventana puede ser un pensamiento recurrente muy excitante para ellos. Otras personas suben su temperatura sexual con sólo imaginarse practicando sexo en un lugar público. Imaginarse practicando sexo con un conocido, un amigo o un compañero de trabajo también están en el imaginario más común de escenas excitantes aunque la situación totalmente opuesta, es decir, imaginarse manteniendo sexo con un perfecto desconocido, también suele ser da las más excitantes para determinadas personas. Son muy variadas, en definitiva, las situaciones que se imagina cada cual para conseguir el nivel de excitación necesario para enfrentarse a un encuentro sexual.