¿Sabemos qué es la inteligencia sexual? ¿Hemos oído hablar de ella? ¿Dominamos el concepto? Se trata de un concepto definido a nivel teórico pero basado en cuestiones eminentemente prácticas, presentado y desarrollado por los archiconocidos psicólogos Conrad y Milbum. Se trata de dos prefesores de la universidad de Massachissets, Estados Unidos de América, dedicados, a demás de a la docencia, a la investigación social. Según ambos autores, “la dimensión erótica de cada persona está determinada por su coeficiente de inteligencia sexual que constituye una parte de nuestra capacidad intelectual, tan importante como la inteligencia emocional”.
Existe una gran cantidad de hombres y mujeres que, aún sin admitirlo, se encuentran totalmente insatisfechos con su vida sexual. Otros lo adminte pero cukpan a su pareja de que esto sea así. Em ambos casos, como siemrpe que no se reconoce un problema, resulta imposible buscarle la solución más adecuada. En la mayoría de los casos, la solución se basa en la comunicación, pero casi siempre resulta muy complicado este extremo no alcnazaría estos niveles si en el camino apareciese la inteligencia sexual.
La inteligencia sexual, imrepscindible apr adisfurtar de una vida sexual sana y pelna, está basado en dos aspectos claramente diferenciadls. Por un lado está el nivel de educación sexual del individuo, aspecto que resulta fundamental para abarcar un determinado conocimiento sexual basado en situaciones veraces. Por otro lado, resulta imprescindible contar con un grado de conocimiento de neustro propio cuerpo que nos permita saber en cada momento qué nos excita, qué nos produce rechazo y qué podemos hacer par alcanzar lo primero y evitar lo segundo.
Una persona que cuenta con un buen nivel de inteligencia sexual que en realidad no es más que una parte de la inteligencia emocional, es capaz de evitar los miedos, los tabúes y la enorme cantidad de falsas creencias originadas en torno al seo en general. Es capaz de disfrutar de un amanera abiera de su sexualidad sin experimentar, en ningún momento, sensación de cupabilidad, muy presente en quienes no poseen este tipo de inteligencia. Tienen encuentros sexuales que le satisfacen y son satisfactorios para su pareja, ya sea estable o transitoria.