¿Sabes lo que es el sexo vainilla? Si no conoces esta expresión, con toda seguridad no sueles llevar a cabo prácticas sadomasoquistas. Por el contrario, si eres de los que te resulta familiar, lo más probable es que el sado masoquismo esté muy presente entre tus inclinaciones sexuales. En realidad, la expresión «sexo vainilla» no es más que aquella que utilizan en el mundo del bondage o del sadomasoquismo para referirse a aquellos cuyas prácticas sexuales resultan convencionales. En realidad, el sexo vainilla es a que que practica cualquiera que no esté inmerso en el mundo sadomasoquista.
La expresión trata de utilizar el sabor más común en os postres a modo de metáfora en el mundo del sexo, haciendo referencia, precisamente, a lo común y extendido que estás este modo de relacionarse sexualmente. Vamos a profundizar un poco más en el sexo vainilla a base de dar una serie de pautas que son comunes a todos aquellos que lo llevan a cabo, independientemente de su edad, su condición social o su ideología y atendiendo, únicamente, a la prácticas sexuales en sí mismas.
Las parejas que practicaren el denominado sexo vainilla suelen utilizar con mayor frecuencia, por no decir casi en exclusividad, la postura del misionero, con él arriba y con ella abajo. cuando practican otra postura siempre, o casi siempre, es por un tiempo muy breve y siempre como variedad mínima ante la postura principal y preferida por ellos. Este tipo de parejas no suelen tener acceso, por decisión propia, a otro tipo de juegos sexuales.
Las parejas que no suelen practicar el sexo vainilla y cuya actividad sexual prefiere intentar descubrir otros mundos, en realidad, de cuando en cuando, también vuelven a esta manera de practicar el sexo. A favor de esta practica, hemos de decir que, probablemente, la postura del misionero sea una de las más cómodas en la infinita variedad de posturas sexuales que nos podemos encontrar. Además, resulta igual de cómoda para ella que para él,cosa que no suele suceder en otro tipo de posturas sexuales. Por otro lado, el regreso a lo convencional, en ocasiones, puede resultar tremendamente excitante.