El sexo con ella arriba puede llegar a ser completamente sublime. Afortunadamente, han quedado definitivamente atrás los tiempos en los que el varón debía demostrar su virilidad llevando la voz principal en el sexo. Gracias a la caída de este tipo de condicionamientos culturales y sociales podemos disfrutar de variedades en la cama que, sin duda, nos hacen gozar más de cada encuentro sexual. El sexo con ella arriba nos ofrece, por ejemplo, que el pene entre completamente en la vagina, logrando, de esta manera, la mayor estimulación que por medio de la penetración se pueda lograr. Vamos a darte algunas posturas en las que la posición superior de la mujer proporcionan mayores cuotas de placer.
Un clásico en la posturas sexuales con ella arriba es la conocidas tradicionalmente como la postura de la hamaca. El hombre ha de sentarse sobre la cama, o en la superficie que hayan elegido para tal menester, con las rodillas flexionales utilizando el apoyo de las rodillas para impulsarse y conseguir de esta manera que el pene se introduzca por completo, dejando libertad absoluta en las manos para acariciar a tu pareja.
La postura del sometido es otra de las clásicas. El honre ha de tumbarse completamente sobre la cama y ella arriba deberá situarse dándole la espalda. Las piernas flexionales le permitirán agacharse para introducirse el pene en la vagina. Posteriormente, deberá reproducir, cíclicamente, movimientos que saquen e introduzcan el pene en la vagina El panorama visual del hombre estará compuesto por su espalda y su trasero mientras que la mujer contará con libertad en sus manos para estimularse el clítoris o, por ejemplo, acariciar los testículos de su pareja.
La postura de la doma es otra de las más practicada en relación al sexo con ella arriba. Es una de las posturas sexuales que precisan de un mayor nivel pasional, ya que los cuerpos de ambos participantes permanecerán entrelazados durante la penetración. El hombre debe sentarse en el borde de la cama, formando un ángulo de 90º mientras que la mujer se sentará encima de él. por supuesto, sobre el pene. Los abrazos resultan imprescindibles en esta postura así como los besos, susurros y caricias.