Los penes emocionales maltratan en cuerpo femenino. El cuerpo femenino no ha sido valorado como se merece ni en nuestra avanzada sociedad ni mucho menos en las anteriores. Algunas partes han sido especialmente agredidas como, por ejemplo, el útero femenino. Esas agresiones son evidentes cuando determinados varones utilizan el cuerpo de la mujer, en general, y el útero en particular para poco más que descargar su impulsiva sexualidad en su interior. Incluso las algunas mujeres lo hacen cuando utilizan los mismos patrones masculinos para vivir su propia sexualidad. La solución, sin duda, no está en los penes emocionales.
Los penes emocionales son aquellos que se comportan durante el acto sexual de una forma compulsiva y primaria. Incluso, en ocasiones, podríamos decir que lo hacen, de una manera realmente agresiva. Cuando esto sucede, la mujer que quiere, a pesar de ello, disfrutar de su encuentro sexual, ve limitadas sus posibilidades de alcanzar el orgasmo a las opciones que le brinda el clítoris que, si bien es el único órgano humano diseñado exclusivamente para dar placer, no debería por qué ser la única opción.
De hecho, cuando la mujer no se enfrenta a penes emocionales en el acto sexual, sus posibilidades de alcanzar el orgasmo sin la participación activa del clítoris son muy elevadas esto sucede, por ejemplo, en el sexo tántrico, donde el pene no es más que una herramienta puesta a la disposición de la espiritualidad interior de ambos participantes. Cuando la mente de ambas partes de la pareja es capaz de liberarse y dejar que los cuerpos fluyan sin agredirse, respetándose y buscando el placer del otro por encima del propio es cuando la sexualidad máxima se puede manifestar.
La sexualidad tántrica, libre de penes emocionales, puede suponer, por lo tanto, una puerta de entrada a la sanción del vientre femenino, entendiendo como sanción no la acepción clásica del término sino la liberación de la agresión permanente de aquellos que no son capaces de actuar en el vientre en el que han sido alojados de una forma desinteresada sino de una manera arrogante, perjudicial y total y completamente egoísta.