Si hay una cosa a la que los hombre tienen verdadero pánico eso es el gatillazo. Cómo aparece es bastante sencillo de explicar. En pleno acto sexual, sin ningún tipo de aviso previo y sin ningún motivo aparente, desaparece por completo la erección y no vuelve a aparecer por muchos esfuerzas que se lleven a cabo para conseguirlo. La frustración de los participantes en el encuentro sexual ante la aparición deán gatillazo resulta de proporciones monumentales. Por si esto fuera poco, este tipo de acontecimientos tienen la habilidad suficiente como para aparecer en el momento más inoportuno.
El número de hombres que ha experimentado un gatilazo en, al menos una ocasión es muy alto De hecho, resulta muy difícil encontrarse con un varón que no haya pasado alguna vez por esto. Por supuesto, otra cosa es que lo reconozcan públicamente. El gatillazo cuenta con una presencia especial en las primeras experiencias sexuales, en la que la experiencia es poca y no se poseen herramientas suficientes como para lidiar con una situación así de complicada.
Demoes saber que una erección no es algo automático y que su proceso resulta muy complejo. De hecho, cualquier tipo de problema, un cambio en el estado anímico o, incluso, algún determinado cambio en nuestro entorno puede llegar a causar resultados fatales para la misma. En cualquier caso, lo habitual es que se trate de algo puntual que sucede en el momento más inoportuno q¡pero que, por regla general, no vuelve a aparecer o, si lo hace, lo hace de forma muy puntual. Si esto no es así y se repite de forma frecuente, debemos acudir a un especialista porque, en ese caso, sí podríamos estar ante un problema.
Los motivos principales que causan un gatillazo son, por un lado, el nerviosismo ante la posibilidad de un encuentro sexual y, por otro lado, las expectativas no realistas que llegamos a poner en un encuentro sexual concreto. La preocupación por lo que estará pensando la pareja y lo que estará sintiendo puede resultar fatal para nuestra erección. Lo mejor, como siempre, es relajarse, disfrutar y no preocuparse por nada.