El morbo de que te pillen

El morbo de que te pillen en plena acción sexual es, probablemente, uno de los más importantes multiplicadores de placer que existen. Un encuentro sexual puede ser tremendamente excitante pero, por mucho que lo sea, siempre convertirse en algo aún más excitante si existe la posibilidad real de que te sorprendan en plena faena. La sensación de transgredir una norma ay, de por sí, resulta excitante. Si la transgresión de esta norma tiene relación con el sexo, los efectos crecen de forma exponencial. El morbo de que te pillen practicando sexo es, con toda seguridad, una de las situaciones que mayor excitación sexual puede llegar a proporcionar.

El sexo en los lugares públicos es una afición cada vez más extendida en nuestra sociedad. Resulta bastante frecuente sorprender a parejas en pleno encuentro sexual en lugares públicos como pueden ser aparcamientos, parques infantiles o, incluso, en los probadores de cualquier gran almacén. El calentón del momento suele resultar importante a la hora de decidirse pero el morbo de que te pillen suele aportar un ingrediente extra que hace que todo sea aún más apetecible.

Si queremos poner en práctica esta fantasía sexual debemos tener presentes algunas cuestiones. Por ejemplo, resulta imprescindible no demorarnos demasiado ya que cuanto más tiempo dure nuestro encuentro sexual más posibilidades hay de que te pillen. Por lo tanto, la fase previa ha de durar el mínimo tiempo imprescindible para que todo transcurra con éxito. El morbo, desde luego, está en la posibilidad de que te pillen practicando sexo, no en demorarnos para que, realmente, nos pillen

También resulta realmente interesante llevar preparadas una serie de posturas que nos resulten viables para el habitáculo en el que nos vayamos a desenvolver. Casi todas las formas de sexo en público se ven abocadas a espacios realmente pequeños. Desde ascensores minúsculos hasta probadores de tienda de ropa con las medidas mínimas reglamentarias serán el hábitat ideal para este tipo de encuentros y, por lo tanto, un meticuloso estudio de las posturas más adecuadas siempre servirán de ayuda. El morbo cabe en cualquier espacio, por pequeño e incómodo que éste resulte.

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