Cuando una relación de pareja avanza, y deja atrás los primeros momentos en los que el deseo y la pasión están siempre en primera línea, los encuentros sexuales se vuelven más ocasionales y, en muchos casos, rutinarios y faltos de interés. Muchas parejas reconocen que su vida sexual no es nada satisfactoria y que su pareja ya no les produce ninguna excitación. Se buscan excusas para no tener esos encuentros sexuales y se autoconvencen de que el sexo es sólo algo optativo dentro de la relación.
Esta falta de deseo sexual en mucho más frecuente dentro de las mujeres. Desbloquear esta situación resulta vital. Muchas afirman que pueden vivir sin problema sin tener que recurrir al sexo o a tener orgasmos. Y, si bien es cierto que se puede tener relaciones sexuales que no impliquen llegar al clímax, cuando el sexo ya no nos reporta placer, se pierde el interés en tener relaciones sexuales y poco a poco, el deseo de acaba perdiendo.
No hay duda de que uno de los principales factores de la falta de deseo es el estrés. Debemos atacar estas situaciones para conseguir desbloquear el deseo sexual. Otras causas como los problemas diarios, el trabajo o nuestras propias frustraciones hacen que cuando llegamos a casa en lo que menos interés tengamos sea en tener momentos íntimos y terminamos justificando que no hay “tiempo para el sexo”. Llegados a este punto, no sólo vamos dejando de lado las relaciones sexuales, tampoco encontramos tiempo para los besos, las caricias, los momentos de complicidad… y se va perdiendo la comunicación dentro de la pareja con el consiguiente deterioro de la relación.
Debemos volver a estimular nuestro deseo sexual. Para ello no es necesario hacer grandes alardes y llenar la casa de velitas, gastar mucho dinero en ropa interior sexy o hacernos un curso de sexo tántrico. Para que el deseo vuelva a aparecer es necesario volver a tener más diálogo dentro de la pareja, a buscar complicidad con las miradas, a buscar un beso furtivo en cualquier momento del día, a hacer que nuestra pareja se sienta de nuevo única y especial. La sexualidad se encuentra principalmente en nuestro cerebro y debemos ejercitarlo habitualmente. Cuanto mayor sea nuestro nivel de fantasías, más ganas tendremos de llevarlas a cabo.