A veces resulta inevitable que queramos tener el encuentro sexual perfecto. Bien por las circunstancias, bien por la compañía, en ocasiones nos gustaría que nada fallase, que todo fuese tal cual lo imaginamos. Para ello, nada mejor que tomarnos nuestro tiempo en la preparación del acontecimiento. Dedicar un poco de nuestro tiempo en imaginar cómo queremos que sea para, luego, hacer los preparativos necesarios para que todo se produzca tal cual lo hemos imaginado es, sin duda, la mejor manera de que tengamos más cerca nuestro encuentro sexual perfecto.
Lo primero para tener nuestro encuentro sexual perfecto es encontrar el lugar más adecuado para llevarlo a cabo. Las opciones son muchas y tienen que ver, sobre todo, con nuestras circunstancias, nuestras posibilidades y nuestros gustos. En casa de uno de los dos, en un hotel, en el coche, en una cabaña en medio de un paraje incomparable. ten en cuenta que lo más atractivo resulta, casi siempre, lo que no se conoce por lo que evitar los lugares habituales es siempre una buena idea.
Una vez elegido el lugar adecuado, dedica un tiempo a preparar la decoración del que será nuestro lugar para el encuentro sexual perfecto. Ten en cuenta que la vista nos transmite estímulos de forma rápida y precisa. Jugar con la intensidad y la tonalidad de las luces de la habitación siempre es una buena idea, ya que nos permite darle un toque más seductor a casi cualquier lugar. No te olvides de arreglarte tú mismo. Elige una ropa que te siente bien y que no lleves habitualmente. Por la vista comienza a activarse el deseo sexual.
El olfato también es un sentido perfecto para llegar de forma rápida a la libido de nuestra compañera o compañero para el encuentro sexual perfecto. Por supuesto, urda todas las medidas de higiene necesarias y, además, perfúmate con un perfume que active su sensualidad. Además, puedes ambientar la estancia elegida con algún tipo de fragancia erótica de las que hay disponibles en el mercado.
Con estos preparativos, lo normal es que a partir de ahora sólo quede lanzarse a disfrutar de forma apasionada del encuentro sexual perfecto.