La libido es algo inherente a cada ser humano. Cada uno tiene la suya. Eso resulta inevitable. Por supuesto, las variaciones en cuanto la intensidad con la que la sentimos tienen relación con las cosas que nos pasan por dentro. Una serie de circunstancias que pasan por nuestra mente, cuerpo y estado de ánimo afectan a nuestra capacidad para tenerla más o menos sensible. Pero no todo acaba ahí. Resulta que los factores externos también son muy importantes a la hora de que nuestra libido experimente sensaciones de diferente intensidad. Como quizás estas últimas sean menos conocidas, vamos a dares algunas ideas de cómo se relaciona el mundo con tu libido.
Las dietas que incluyen alimentos que son capaces de activar la circulación sanguínea repercuten positivamente en la libido. Todos los alimentos que se consideran saludables para nuestro sistema cardíaco y que son ricos en antioxidantes como, por ejemplo, los arándanos, los espárragos, las fresas o el salmón, mejoran nuestra capacidad de excitación de forma my significativa. No hay que confundir esto con la existencia de alimentos afrodisíacos cuya existencia, lamentablemente, no ha sido demostrada. Una cosa, por tanto, es que alimentos saludables ayuden a nuestro organismos estar sano y, por tanto, sacar partido de todo su potencial y otra bien distinta es pretender que la ingesta de un alimento nos active sexualmente.
El alcohol, tomado en pequeñas cantidades y de forma esporádica puede ayudar a crecer la libido y a favorecer la desinhibición . Sin embargo, resulta muy fácil sobrepasar el límite a partir del cual todos los efectos que produce el alcohol pasan a ser negativos. En realidad, el riesgo de sobrepasarnos y sufrirlo es tal que resulta mucho más recomendable obviar el alcohol. Por supuesto, totalmente desaconsejado el uso de antidepresivos que, en ningún caso, favorecerán nuestra capacidad para encontrar excitación sexual.
Las temperaturas agradables acompañadas de luz solar suelen favorecer nuestra respuesta sexual. El sol provoca en nuestros organismos la producción de sustancias que activan mecanismos que regulan nuestro deseo sexual. La libido, de hecho, parece que alcanza su momento de mayor esplendor durante la primavera, cuando el sol luce sin calentar tanto como hacer extremas las temperaturas. De hecho, nuestra libido se resiente cuando las temperaturas crecen demasiado o bajan en exceso.