Hoy vamos a comentar una serie de mitos sexuales femeninos equivocados que están muy presentes e nuestras sociedades, a pesar de que ya se sabe a ciencia cierta que estamos ante cuestiones inequívocamente erróneas. Resulta evidente que el hecho de someter a una sociedad a prejuicios e incultura termina haciendo mella en las sociedades que provienen de ella. De esta manera, a pesar de contar con el conocimiento suficiente como para determinar que los mitos sexuales femeninos equivocados que vamos a tratar no tienen ningún sentido, aún hay quien se los cree.
El primero de los mitos sexuales femeninos equivocados que vamos a tratar hoy es el que la sumieres tienen menos necesidad de sexo que los hombres y, por ello, practican con menor frecuencia relaciones sexuales que ellos. Evidentemente, estamos ante una afirmación rigurosamente falsa. A las mujeres les gusta tanto el sexo como a los hombres. Otra cosas es el nivel de obsesión de cada uno y las dificultades que cada cual encuentre para poder mantener relaciones sexuales con quien le plazca.
Vamos a por el segundo de los mitos sexuales femeninos equivocados. Las mujeres no se masturban. Falso. En los colegios de monjas de hace 30 años se decía que a aquellas chicas que se masturbasen el clítoris le crecería hasta convertirse en un enorme pene e, incluso, que les saldrían pelo en las yemas de los dedos. Bueno, pues, ése es el nivel. Las mujeres tienen la suerte de contar con el clítoris que es el único órgano de la anatomía humana dedicado, exclusivamente, a proporcionar placer. que nadie dude de que es aprovechado al máximo. Como debe ser.
Otro de los mitos sexuales femeninos equivocados que veremos hoy nos dice que a las chicas les cuesta mucho llevar al orgasmo. La mayoría de las veces que eso sucede no es culpa de la chica. Casi el 505 de las mujeres se excita más rápida e intensamente que los hombre. La media de tiempo que tardan en llegar e un orgasmo es mínimamente superior a la de los hombres. Otra cosa es que tengan enfrente o encima a alguien que no es capaz de ser mínimamente delicado. ¿No te parece?