El orgasmo femenino, sin duda, es la mayor explosión de placer que se puede llegar a tener. Pero, ¿de dónde sale todo esta cantidad de placer? ¿Qué es lo que sucede cuando el cuerpo de una mujer está alcanzando el orgasmo? El orgasmo femenino es imposible imaginárselo hasta que no se ha experimentado.
Etimológicamente, la palabra orgasmo vienen del griego. Orgh significaba desear de forma ardiente. Se trata del máximo punto de placer sexual. Aparece de repente después de una intensa excitación y apenas dura unos pocos segundos. Además, el orgasmo femenino, a diferencia del masculino, puede repetirse pasado ppc espacio de tiempo, lo que lo convierte en algo todavía más extraordinario.
Normalmente, después de producirse el orgasmo femenino, viene un pedido de paz y sosiego, acompañado de satisfacción y relajación. Sin embargo, algunas mujeres tienen la capacidad de conseguir varios orgasmos en un periodo de tiempo muy pequeño. La multiorgasmia es un hecho que se da de forma no demasiado frecuente en los varones pero que sí es más común entre las mujeres.
Durante le orgasmo femenino se producen una serie de respuestas físicas. Por ejemplo, el clítoris se retrae, la vagina y el útero reciben contracciones y los pezones se ponente duros como piedras. El corazón no se muestra ajeno al derroca de sensaciones y se acelera para llenar de circulación unos vasos sanguíneos que se dilatan todo lo que pueden. Además, el cerebro se encarga de ordenar la secreción de endorfina para hacer su contribución a la sensación de bienestar y relax.
SI hay algo imprescindible para alcanzar el orgasmo femenino es el conocimiento del propio cuerpo. No hay ninguna escuela mejor para conseguir un perfecto dominio de la propia anatomía que la masturbación. Todo el placer que puedes soñar lo tienes en la punta de tus dedos. Nada te ayudará más a conocer tu cuerpo y las sensaciones que eres capaz de alcanzar que tu propia experiencia de descubrimiento paulatino de tu cuerpo. al cansar un orgasmo siempre es una delicia. Cuando se hace después de haberse instruido o suficientemente en leo conocimiento del cuerpo propio puede resultar algo auténticamente sublime.