El consolador es un objeto muy preciado tanto por hombres como por mujeres. Suele utilizarse con frecuencia en encuentros exhales de pareja pero, también, para la satisfacción propia, independientemente del sexo. El uso que le damos es uy variado y depende, fundamentalmente, de la imaginación del usuario. Sin embargo, resulta más que conveniente no hacer determinadas cosas con un consolador. Vamos a hablados de algunas de ellas.
Innovar en asuntos relacionados con la limpieza del consolador no es una buena idea en absoluto. Hay gente que llega a utilizar lejía para desinfectar el aparato. Otros utilizan cera de limpieza de muebles para higienizarlo. Por supuesto que ninguna de estas prácticas es correcta. La limpieza del juguete erótico ha de realizarse, exclusivamente, con agua y jabón de PH neutro. Nada más.
Por supuesto, no se te ocurra introducir el consolador en el microondas para subirle la temperatura. Podríamos dañar el aparato lo suficiente como par a que, en el mejor de los casos, quedase totalmente inutilizable. En el pero de los caos, podríamos causarnos heridas o quemaduras a nosotros mismos o a nuestra pareja.
Nunca le dejes las pilas puestas a un consolador. Aunque preveas utilizarlo muy pronto, es posible que una simple gota de agua haya entrado en contacto con las baterías y hayan originado una corrosión que podría crearnos problemas serios al utilizarlo sin darnos cuenta. Es buena idea observar bien el estado de las baterías y de su emplazamiento antes de proceder a su uso.
Nunca sustituyas un consolador por verduras. Los problemas que nos podría generar la introduce´no en la agita, por ejemplo, de un calabacín, podrían ser muy serios. Debemos utilizar siempre, para cada cosa, el aparato correcto. A una polla le puede sustituir un consolador pero, en ningún caso, un calabacín o un pepino, los daños podrían ser irreparables.
Nunca te deshagas de tu viejo consolador tirándolo al cubo de la basura. El medio ambiente te lo agradecerá. Siempre lo puedes depositar, de forma anónima, en el punto limpio de tu localidad o, incluso, en los contenedores que determinados grandes superficies comerciales ponen para la gestión de residuos de pequeños electrodomésticos.