Hemos oído mucho hablar del sexo tántrico pero es probable que aún no sepamos muy bien de qué se trata. Vamos a hacer un acercamiento general al mismo para satisfacer las dudas de los que aún no se han acercado a este mundo de sensaciones intensas. Antes de nada, aclarar que el sexo tántrico no es una novedad sexual ni mucho menos, ya que estamos ante una práctica que cuenta con más de cinco mil años de antigüedad.
El sexo tántrico tes in ritual de pareja a través del cual cada componente de la pareja adora, literalmente, al otro como si de una deidad se tratase. El respeto que ha de mostrarse es máximo y su origen está en el lejano oriente. La mayoría de los que han oído hablar de él apenas lo conocen por esa técnica sexual que hace que el encuentro marital puede durar horas. Evidentemente, aunque esto también sea cierto, no es lo único destacable.
En el origen del sexo tántrico está una especie de revelión ante el rechazo de la religión por el sexo. Se trata de un desafío que planteaba la sexualidad como una alternativa para alcanzar el mundo espiritual a través de la prolongación del acto sexual y la recanalización de la energía orgásmica que, de esta manera, se expandía.
En realidad, el sexo tántrico no es una meta. Se trata, más bien, de un medio para alcanzar el máximo nivel de placer posible. A diferencia de las relaciones sexuales convencionales, la forma de alcanzar el orgasmo no tienen relación con los genitales. La unión corpórea vienen a través de muchas y variadas formas que tienen en común el retraso del punto máximo de placer.
El sexo tántrico, por lo tanto, busca una mayor atención a cada detalle que se experimenta. A cada sensación que se siente y que se hace sentir y pone un especial énfasis en la forma de relacionarnos tanto con el sentido del tacto como con nuestro control de la respiración. Resulta tan importante el hecho de dar como el de recibir. Para conseguirlo, la correcta comunicación de los amantes, tanto durante el encuentro sexual como fuera de él debe ser de muy alto nivel.