El sexo rápido es una muy buena opción para disfrutar de una intensa sesión de lujuria. Los expertos recomiendan que nos tomemos nuestro tiempo cuando de mantener relaciones sexuales se trata. Y eso, en general, está bien. Si le dedicamos un buen rato a los prolegómenos, todo fluye con mayor naturalidad. Si somos delicados durante el coito propiamente dicho, la sensación de placer suele ser mayor. Es más, si una vez alcanzado el clímax continuamos siendo atentos, delicados y dedicando el suficiente tiempo a los detalles, todo será aún más placentero. Sin embargo, de vez en cuando, una sesión de sexo rápido e improvisado puede resultar muy gratificante para el cuerpo y para el espíritu.
Todos hemos imaginado alguna vez cómo sería eso de parar el ascensor entre dos pisos cuando nos acompaña nuestra preciosa vecina l regresar a casa. O en el trabajo, cuando vamos acompañados de la belleza fría y distante de nuestra jefa. Parece la situación perfecta para una sesión de sexo rápido e improvisado.
Los baños de las discotecas, de los bares de copas, de la universidad o, incluso, de nuestro lugar de trabajo son un clásico como escenario del sexo rápido. la de veces que habrán sido testigos de encuentros sexuales de aquí te mato entre desconocidos. Como en cualquier lugar público, la posibilidad de que os pillen en plena faena no hace más que aumentar la sensación de placer. la adrenalina dispara nuestra libido.
En los últimos años, los probadores de ropa se han ido imponiendo como uno de los lugares más frecuentados para una buena sesión de sexo rápido. Acompañar a tu pareja de compras puede ser un acto realmente tedioso. A no ser que ella se las ingenie para ofrecerte algo que te interese realmente en medio de las compras. Conozco a gente que nunca deja que su novia vaya sola a comprar ropa. ¿Por qué será?
Pero si hay un lugar adecuado para el sexo rápido ese es el lugar de trabajo. Nuestra oficina, cuando sólo nos quedamos acompañados de nuestra explosiva compañera o de la morbosa secretaria de dirección. Cada cuál tienen sus preferencias, pero es difícil igualar el nivel de adrenalina que genera un encuentro sexual en nuestro puesto de trabajo.