Cometer errores es algo completamente normal en cualquier ámbito de la vida. Tanto es así que, incluso en un terreno que nos atrae tanto como es el terreno sexual, no estamos libres de ellos. especialmente los varones. A todos y todas nos atrae el sexo. De hecho a las mujeres les puede llegar a atraer tanto o más que a los hombres. Sobre esto no hay ninguna duda. Sin embargo, las mujeres necesitan que sus acompañantes varones lo hagan de forma correcta pata disfrutar de forma completa de la experiencia sexual – A menudo esto no sucede y la frustración sexual apea aquellas mujeres que lo padecen es importante. Por eso vamos a dar un repaso a los errores más comunes en el sexo que cometen los hombres.
Uno de los errores más comunes en los que caen los hombres es en la falta de tacto a la hora de acariciar el clítoris. El número de terminaciones nerviosas con que cuenta este órgano, diseñado exclusivamente para proporcionar placer, es superior al de todo el aparato reproductor masculino. Precisamente por eso se ha de proceder de forma extremadamente delicada. Sin embargo, la brusquedad es la norma a la hora de acariciar un clítoris.
Pero si el tratamiento que le damos al clítoris es uno de los errores que los hombres solemos cometer en el sexo, la forma en que nos dedicamos a los pechos no es tampoco una maravilla. A casi todos los hombre eles encanta jugar con las tetas de una mujer. A la mayoría de las mujeres, además, les resulta algo verdaderamente excitante. Sin embargo, de nuevo, la falta de delicadeza nos embarga. De nuevo debemos repasar nuestra deforma de proceder al enfrentarnos al busto de una mujer.
Otro de los errores más comunes de los hombres en la cama es el de no prestar la suficiente atención y dedicación a los preliminares. No todas las sensaciones placenteras que provoca el sexo están en la penetración. EL cuerpo de la mujer está plagado de puntos débiles que están pidiendo a gritos su exploración. Cuando esto sucede, el nivel de excitación de la mujer es mucho mayor y su capacidad para recibir y dar placer crece de forma exponencial.
