Vivir tu propia sexualidad con total naturalidad es el principio de una sexualidad sana. Sin embargo, no siempre es así. En muchas ocasiones no somos capaces de darle naturalidad al hecho más natural de la propia existencia. El ser humano es un individuo sexual. Eso resulta inevitable. Por lo tanto, la sexualidad debe concebirse con total naturalidad, a pesar de las pesadas cargas sociales que, al respecto, hay que cargar en ocasiones. Hoy vamos a dares algunos consejos para darle a la sexualidad al naturalidad que se merece.
Si tienes pareja, tocaos y besaos con toda la frecuencia que os apetezca. No os escondáis de nadie. No se trata de montar un numerito en público cada vez que os entre un calentón sino de no reprimir las gasa de hacer una caricia a mi pareja o darle un beso si, en ese momento, es lo que me pide el cuerpo. la intimidad es la intimida y, por supuesto, eso debe pertenecer al ámbito privado, pero la demostración espontánea de cariño no es más que una parte de nuestra sexualidad que no tenemos por qué ocultar al mundo privándonos de ella.
Exprésate con libertad con tu pareja, también en cuestiones sexuales. Tratad de limad las asperezas tan pronto se produzcan. No te preocupes por tratar de adivinar ,o que la otra parte estará pensando. Estas cosas, casi siempre acaban mal y, al final, te sientes molesto por lo que piensas que piensa y no por lo que, en realidad, está pensando. Opina libremente sobre las cuestiones sexuales y permite que la otra parte también lo haga. Así de sencillo.
Estos dos puntos ya deberían ser suficientes para dotar de una mayor naturalidad a la sexualidad de cada cual. Hablar y tocarse, tocarse y hablar son una combinación perfecta para que la sexualidad fluya con libertador nuestro entorno. Trata de llevar a cabo la sexualidad que tú sientes, la qué tú quieras. no trates de copiar modelos. No existen patrones en lo que a la sexualidad se refiere, debemos construir cada uno el nuestro.