La actividad sexual entre personas responde a un impulso totalmente natural que conduce a la intimidad física. Por supuesto que, a diferencia del resto de las especies animales, la práctica sexual no está justificada, únicamente, cuando se realiza con fines reproductivos, sino que existen bastantes circunstancias en las que resulta apropiado mantener relaciones sexuales. Una de las más utilizadas por la humanidad es, por ejemplo, alcanzar la transcendencia espiritual que sólo el sexo permite alcanzar. Sin duda, utilizar el sexo como forma de mostrar el cariño es otra de los usos más comunes. Por supuesto, alcanzar el placer que provoca el sexo suele ser otra de las formas de uso de la actividad sexual que se dan con mayor frecuencia. Sea como fuere, el deseo por el sexo y las pasiones que desata es una de las mayores aspiraciones motivacionales que pueda tener un ser humano.
En lo que no nos diferenciamos demasiado los seres humanos del resto de especies que cuentan con la reproducción sexual es en las fases en que se divide la actividad sexual. En todos los casos tenemos una primera fase de cortejo, donde, generalmente el varón trata de aproximarse a la hembra para mostrarse y comprobar su receptividad ante el sexo, una segunda fase de intimidad, donde se produce el acercamiento que hacer que, si todo marcha bien, se concluya con la tercera fase donde se concreta la actividad sexual propiamente dicha.
La antropología estudia todo tipo de prácticas sociales de las diferentes culturas y civilizaciones, por lo tanto, también se encarga de estudiar la parte más social de la actividad sexual humana a lo largo de los siglos. Sin embargo no es la única disciplina que recoge información sobre la actividad sexual humana. Desde la medicina hasta la biología, pasando por la psicología o la sociología, una gran cantidad de ciencias se encargan de acercarse a esta faceta humana par su estudio.
Como resulta obvio. la sexualidad humana es un campo excesivamente amplio y recoge tanto los comportamientos más habituales como aquellos que resultan menos frecuentes. En esta amplia gama, también hay que decir que tienen cabida aquellos que socialmente son bien vistos y aquellos que son condenados desde un punto de vista social.