En esencia, la atracción sexual debería ser la capacidad de un individuo para conseguir atraer la atención y el interés de sus potenciales parejas con el fin de reproducirse. En realidad, en el caso del ser humano, no es exactamente eso. Evidentemente, la naturaleza hacer su llamada con el fin de perpetuar la especie pero, el ser humano, se ha ido ocupando de darle a la atracción sexual nuevos contextos. De hecho, la posibilidad de levantar el interés erótico en otras personas es el verdadero fin en mente de cualquiera cuando hablamos de atracción sexual.
La atracción sexual está en el cuerpo y en la mente, pero no únicamente ahí. Otras circunstancias externas, tales como la forma de vestir, los olores, naturales o no, que desprende el cuerpo o la forma de hablar o moverse son tan importantes como la belleza corporal o la capacidad mental. En cualquier caso, puede que por sí mismos no sean suficientes para levantar el interés sexual pero sí que se sabe que son unos muy importantes potenciadores de los rasgos genéticos, psicológicos o culturales del individuo.
Al fin y al cabo, la atracción sexual no es más que el proceso que experimentamos cuando comenzamos a general actitudes positivas hacia una persona de nuestro entorno. Este tipo de atracción se basa, principalmente, en el interés que la apariencia física de determinad persona trasmite a otra persona y que por lo general, activa el proceso de atracción sexual. Generalmente, el inicio suele estar en una importante atracción a nivel físico, intelectual e, incluso, emocional.
De la misma forma que la necesidad de pertenecer aun grupo es la que nos lleva a iniciar relaciones afectivas con otras personas, en realidad, la base de las relaciones interpersonales de basan en esta necesidad, la atracción sexual supone la cimentación de los impulsos sexuales que nos empujan a buscar pareja.
La atracción sexual, en un primer momento, se compone de una serie de impulsos sexuales indiscriminados y no localizados en un objetivo sexual único. El paso del tiempo es el que hacer que, finalmente, esta forma de atracción se vocalice sobre una persona en concreto.
