A simple vista, parece que las sexualidades masculina y femenina son muy diferentes. Aunque, intuitivamente seguro que todos pensamos que las diferencias no pueden ser muchas, si nos ponemos a analizar fríamente los elementos sexuales imperantes en nuestra sociedad puede que la conclusión a la que lleguemos sea otra muy distinta. Por ejemplo, observemos la publicidad de dirigida a hombres y mujeres y a su manera de vivir el sexo. Las diferencias en la forma de ofrecer los productos es muy diferentes. Pero en realidad, ¿somos tan diferentes? o simplemente se trata de algo que sólo está en la cabeza de los publicistas que montan este tipo de campañas.
Parece que los hombres da mucha importancia a la motivación sexual de carácter sexual. Sin duda, el sentido imperante en la sexualidad masculina es la vista. Las mujeres, sin embargo, son algo más sensitivas. En realidad son, sensiblemente más sensitivas. Parece que le dan mayor importancia al resto de sentidos. De hecho, la vista les aporta lo justo, al menos si lo comparamos con la aportación que les produce el tacto, el gusto o, incluso, el olfato en lo que a motivación sexual se refiere. En este punto, efectivamente, si parece que existan diferencias entre sexos.
Precisamente, las películas pornográficas suelen funcionar my bien con los hombres y no tanto con el género femenino debido a que el principal estímulo que emiten este tipo de películas son el visual, asociado potentemente a la excitación masculina y en mucha menor medida a la femenina. De echo, el cine pornográfico pensado para mujeres dan mucha más importancia a aspectos que los consumidores de porno varones no prestan ninguna atención como, por ejemplo, el guión o la complejidad de los personajes.
A nivel sensitivo, al menos, parece que sí que existen diferencias más que significativas entre la forma de enfrentarse al sexo que tienen los hombres y las mujeres. Por supuesto que, en ningún caso, se debe generalizar y que resulta muy probable que haya excepciones que se salgan de la regla general pero parece evidente que la gran mayoría de los hombres sí responden sexualmente a estímulos visuales mientras que, en el caso de las mujeres, lo hacen fundamentalmente a otros estímulos sensitivos.