A veces, entre los miembros de una pareja existen diferentes necesidades sexuales. Especialmente en lo que se refiere a la frecuencia. Cuando una relación de pareja se consolida, lo normal, lo que le sucede a la mayoría de las parejas es que va perdiendo el deseo sexual. La convivencia, la rutina y los problemas que surgen como consecuencia del paso del tiempo parecen hacer inevitable que la atracción sexual permanente de los primeros meses vaya mitigándose. Sin embargo, existen muchos casos en los que esta circunstancia se produce en uno de los miembros de la pareja pero en el otro, por el contrario, la atracción sexual no deja de aumentar. Cuando esto sucede, se produce una situación en la que las necesidades sexuales de ambas personas son muy diferentes.
El problema cuando una pareja se enfrenta, con el paso del tiempo, a diferentes necesidades sexuales les afecta a ambos. En realidad, la forma en la que afecta el problema a uno y otro es bastante diferente, sin embargo, los daños que puede causar esta circunstancia en uno y otro son igual de devastadores. En el caso de la persona que demanda más sexo se enfrenta, a cada comento, con el rechazo de su pareja lo que, entre otros problemas, puede originar una importante pérdida de autoestima. En el caso de la persona que rechaza el sexo, puede llegar a sentirse acosada, lo que también puede ocasionarle graves daños como la ansiedad o, incluso, el temor a su pareja.
Al comienzo de las relaciones, lo habitual es que la intensidad sexual sea alta. Parece que todos los lugares son buenos para provocar un encuentro sexual y lo más frecuente es que ambos miembros de la pareja lo disfruten con pasión. Sin embargo, el inexorable paso del tiempo, citando al gran Maestro Mario Benedetti, se ocupa, con frecuencia, de deteriorar esta luna de miel sexual que parece permanente. Las necesidades sexuales de los miembros de la pareja comienzan a hacerse divergentes y todo se complica.
Las cosas que se pueden hacer cuando vivimos esta situación son bastante sencillas. La comunicación es fundamental, por lo que hablar con tu pareja sobre lo que está ocurriendo es siempre una buena idea. hacerlo, además con la intención de empalizar con ella, resulta fundamental apea alcanzar una solución. Entre tanto, insistir no vale de nada, incluso puede llegar a agravar el problema provocando el efecto contrario al deseado.