La potencia sexual femenina ha venido generando pánico entre los hombres desde el comienzo de los tiempos. Nada ha producido un pánico más profundo entre los varones que la extraordinaria capacidad sexual femenina encerrada en un aparentemente débil cuerpo de mujer. Puede que en este miedo residan los orígenes de las estigmatizaciones sistemáticas de las que las diferentes culturas han venido impregnando a la sexualidad femenina.
Si echamos mano de la mitología propia de las sociedades patriarcales que en la Historia han sido son y serán, la mayor parte de seres monstruosos femeninos con que se nutren son entes con una pronunciada voracidad sexual. Son profundamente apasionadas llegando hasta un grado de insaciabilidad que lela a convertirlas en lo más cruel y despiadado de la literatura mundial. Desde las Gorgonas hasta las Artemisas pasando por Afrodita, Medusa, la Esfinge o las Sirenas, tenemos un amplio abanico de ejemplos de la potencia sexual femenina mezclada con la monstruosidad más cruel.
La lista de monstruos alrededor de una extraordinaria potencia sexual femenina alcanza incluso a las deidades. Andras, por ejemplo, fue un espectro bisexual voraz que, de la misma manera, devoraba sexualmente a hombres y mujeres. Gomory, otra diosa, fue la maestra del sexo Quien caía en sus manos podía agonizar de placer. Pero si un ser femenino es poseedora de la más terrible de las cualidades sexuales femenina esta es Lamia, cuya vagina contaba con una característica única e irrepetible, estaba completamente dentada.
Si hay algo que los hombres, en general, no han sido capaces de superar es el complejo ante la potencia sexual femenina y las sociedades machistas que se han impuesto, lamentablemente, a lo largo de los siglos, se han encargado de retratar estos complejos en los mitos femeninos sexuales más terroríficos que la imaginación humana pueda llevar a alcanzar. Claros ejemplos son los mencionados anteriormente.
Puede que la magia de la potencia sexual femenina resida en un elemento claramente diferenciador. La anatomía de la mujer tiene el único órgano cuya única función consiste en dar placer. Nada más. El placer por el placer. Puede que el clítoris este en el origen de su capacidad sexual y del pánico masculino.