Cuando una mujer aún no se ha introducido en el mundo del sexo anal suele hacerse algunas preguntas. ¿Se llega a un punto en el que la penetración anal deja de doler?¿La iniciación gradual en este asunto es posible?¿Se siente placer cuando consiga ser penetrada analmente o simplemente sentiré dolor? A algunas de estas respuestas vamos a tratar de contestar con el post de hoy.
Lo primero que una mujer debe tener muy claro antes de practicar sexo anal es que a esta práctica, como a cualquier otra, sólo se puede llegar a través de la curiosidad propia. Para ponerla en práctica antes hay que tener ganas de hacerlo. La confianza en la pareja resulta fundamental y el nivel de excitación también. Es fundamental que no lleguemos al sexo anal ante las presiones de nuestra pareja sino que lo hagamos por nuestro propio deseo. Si no es así los más fácil es que nada funcione como nos gustaría.
Las molestias al principio son normales. Tenemos que tener en cuenta que el ano es un músculo que no está diseñado para ser penetrado sino como válvula de escape, por lo tanto, las sensaciones son raras. Siempre es mejor comenzar introduciendo un dedo u objetos pequeños diseñados para este fin. El dolor en la penetración suele indicar que aún no se está preparado para ella. Llegar al camino de la penetración de forma gradual es fundamental para que todo fluya. La precipitación en este sentido sólo puede provocar irritación y, por tanto, mayor dolor.
Cuando se superan las primeras veces, siempre que lo hagamos con paciencia y de forma correcta, el sexo anal puede llegar a ser extraordinariamente placentero. Para muchas mujeres, incluso, puede llegar a ser mejor que la penetración vaginal. Bien es cierto que, a muchas otras mujeres, la experiencia del sexo anal no les resulta ni mucho menos agradable. Sin duda, la diferencia entre unas y otras, la que lo disfrutan de forma entusiasta y las que lo sufren, está en la manera que han tenido de acercarse a él. Una mala experiencia en la iniciación en esta práctica puede arrastrarse para toda la vida, de la misma manera que una forma amable de iniciación puede crear verdaderas adicciones a esta forma de penetración.