Los errores del hombre el el sexo

Las relaciones personales, por definición, están plagadas de errores. Que los humanos no somos perfectos es algo obvio. Por supuesto, esta circunstancia se extiende en todos los ámbitos de nuestra vida y de nuestras relaciones. Evidentemente, el sexo no podía ser menos. Si a la facilidad para errar del ser humano le añadimos la influencia de los mitos y, en general, la falta de información que conforman la sexualidad masculina, el resultado puede ser una completa lista con los errores más frecuentes de los hombres en el sexo.

Uno de los errores más comunes  es pensar que las mujeres sólo precisan caricias una vez están en la cama. Es desconocido por una enorme cantidad de hombres que para que una mujer esté sexualmente dispuesta debe recibir cariño. Las caricias son una buena forma de hacer sentir bien a una mujer.

Otro de los errores frecuentes es la precipitación por comenzar demasiado pronto. Los ritmos de hombres y mujeres en el sexo suelen ser diferentes, los hombres responden más a sus impulsos frente a la actitud de la mujer que necesitan de más lentitud y paciencia. Las necesidades sexuales confluyen pero los ritmos para llegar a la predisposición sexual conjunta son diferentes.

Ejercer presión en la mujer para practicar sexo anal. En este punto convergen la pasión de casi todos los hombres por llevar a cabo esta práctica y ellos miedos y temores de muchas mujeres por ponerla en práctica. La presión no puede ser nunca el medio con el que conseguir nuestros deseos sexuales y por supuesto, mucho menos si son contrarios a los de nuestra pareja sexual. Frente a la presión tenemos la seducción, la comprensión y la información. Por supuesto, los errores en este sentido no se limitan al sexo anal sino a cualquier otra práctica en la que no estemos de acuerdo ambas partes.

Mover la cabeza de la mujer mientras nos está practicando sexo oral¡, probablemente, sea una de las cosas que más les molesta de todos los errores que podamos cometer en la cama. Lo mejor, para no molestarlas, es dejar que sean ellas quien pongan su ritmo y dejarnos llevar. Si queremos ocupar nuestras manso siempre podemos acariciar su cabeza pero sin ejercer fuera para guiarla durante la mamada.

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