El sexo lento llama a desobedecer las reglas de rendimiento y velocidad. El aquí te pillo y aquí te mato es un buen plan para algunos casos muy puntuales pero no se puede establecer como procedimiento sexual estándar. Al menos si lo que queremos es disfrutar de cada segundo de la relación sexual y no limitarnos a que todo sea una mera carrera hasta el orgasmo. Si quieres introducirte en el maravilloso mundo del sexo lento, aquí te dejamos algunas informaciones sobre cómo disfrutar del sexo lento.
Pero, el sexo lento, ¿qué es? ¿En qué consiste? Fundamentalmente, es decidir dejarse llevar en lugar de hacer. Hacer es un acto más tranquilizador, porque se mantiene el control. En cambio, dejarse llevar abre la puerta a lo desconocido, a ser sorprendido por uno mismo o por la otra persona. Al relajarte, estás totalmente presente en cada momento y te metes en una mejor disposición para llegar a vivir algo auténtico.
El sexo lento permite descubrir nuevas sensaciones en tu cuerpo, tus emociones y , por qué no, en tus sentimientos. Y en el otro. Se trata de movilizar todos nuestros sentidos y dejarse guiar por su cuerpo. En el sexo lento, el deseo y el placer no se dejan influenciar por la excitación y el pulso del momento, que necesitan la respuesta rápida del orgasmo, sino que pretende disfrutar del instante. Para conseguirlo es necesario romper la obsesión por el resultado y el rendimiento y lanzarse a disfrutar cada momento sin buscar más allá.
Sí, la cópula suele estar orientada hacia una meta, que no es otra que el orgasmo y, como consecuencia, se pierden una gran cantidad de placeres en el camino. parece que nada tiene sentido hasta el momento de la eyaculación en el caso del hombre do del orgasmo en el de la mujer. Queremos, a toda costa, ser eficientes y hacerlo mejor que la última vez. Es la mejor manera para crear tensión. Pero cuando uno está tenso, se contrae, y la energía se esconde. Por el contrario, si no hay ninguna expectativa particular, se expande, se abre, se vuelve libre.