Todos conocemos el antiguo dicho de “la primavera la sangre altera”. Pero, ¿qué tiene de cierto?. Los expertos argumentan que, debido al cambio de estación, los días son más largos, con lo que disfrutamos de la luz del sol durante más horas y esto hace que la vitamina D sea más fácilmente absorbida por nuestro cuerpo. La alta concentración de esta vitamina en los hombres genera mayor producción de testosterona que, como sabemos, es la hormona sexual masculina por excelencia. Esto desemboca en un aumento del deseo sexual. El cuerpo humano presenta concentraciones más bajas de vitamina D durante el invierno, con lo que, al llegar la primavera, con más luz y días más largos los niveles aumentan rápidamente.
Otro factor que hay que tener en cuenta es el aumento de las endocrinas, tanto en hombres como en mujeres. La exposición a la luz del sol hace que segreguemos endorfina, Las endorfinas ,también llamadas hormonas de la felicidad, disipan nuestro estrés, nos hacen sentirnos más animados y, por lo tanto, nos hacen estar más receptivos al sexo.
Otro cambio trascendente respecto del invierno es que, con la primavera, nuestra vida social se revitaliza. Nos apetece quedar más con los amigos, las noches son más agradables y propician salir a cenar o de copas. Y, por supuesto, nuestras ropas son más ligeras y dejan menos a la imaginación. Todos estos granitos se van juntando hasta hacer que nuestra libido alcance sus cotas más altas.
Aunque, en realidad, no exista ninguna explicación científica demostrada que respalde que es la llegada de la primavera la culpable de que nuestro deseo sexual aumente, bien es cierto que si sumamos todos estos pequeños detalles podemos formar una teoría que explique la relación entre primavera y aumento del seso sexual.
Cada estación tiene sus problemas en su elección con el sexo. En verano, es cierto que los días son largos pero, durante casi todo el día y gran parte de la noche, hace demasiado calor y esto desemboca en pereza. El sexo y la pereza no se llevan bien. En Otoño estamos todavía con la resaca del verano y los días cada vez son más cortos y tristes. En invierno hace demasiado frío, los días son cortos y oscuros. La primavera, en cambio, es perfecta para la práctica del sexo.