Hay un famoso refrán popularizado por todas las abuelas del mundo que viene a decir que el amor entra por la cocina. Pues como casi siempre, nuestras abuelas tenían razón. La cocina y el amor van muy ligados. Entre las cosas que más nos gustan a las personas está la buena comida y la buena bebida. No existe un momento mejor que el de compartir cocina y mesa con la persona a la que quieres.
Pero no se trata sólo eso. Además de producirnos un gran placer, compartir cocina con la persona adecuada es la forma de alargar un momento placentero y esto, sin duda, incita a seguir alargando ese placer en la sobremesa. Cocinar juntos es, además, una cosa más que compartir en pareja, una complicidad más a la hora de construir una vida en común.
Según una encuesta acerca de la práctica del sexo en la cocina, el 86% de los encuestados se ambos sexos, reconoció haber mantenido sexo al menos una vez en la cocina mientras preparaban la comida o la cena con su pareja. Estas personas reconocían que era una parte de la casa que les parecía ideal para prender la llama de la pasión.
El libro Supersexo, de Tracy Cox, va un poco más allá de la mera complicidad que puede llegar a generar el hecho de cocinar juntos. En este libro, la escritora afirma que podemos saber cómo se va a comportar un hombre en la cama tan sólo viendo como se comporta en la mesa. Hay que tener en cuenta que el hecho de comer es uno de los instintos más básicos y primarios del ser humano y que, con la comida, se despiertan los instintos más básicos y primarios del ser humano entre los que, por supuesto, se encuentra el sexo.
Tracy Cox, establece comparaciones entre los diferentes tipos de comensales que relaciona con su posterior comportamiento en la cama. Algunas de las conclusiones son sorprendentes. Afirma, por ejemplo, que un hombre al que no le gusta probar sabores nuevos o comidas exóticas es aburrido en la mesa y que también será aburrido en la cama.