La zoofilia es la práctica sexual entre una persona y un animal de otra especie. Frecuentemente, la atracción sexual de una persona por un animal es considerado antinatural y la concreción de la práctica sexual como un abuso contra un ser que no se puede defender. Sin embargo, que la zoofilia se ha llevado a cabo desde el principio de los siglos es un hecho. Diferentes estudios científicos han determinado que entre un 1 y un 10% de los seres humanos han llegado a tener alguna vez en su vida alguna experiencia zoofílica digna de mención.
Son muchos los argumentos que esgrimen aquellos que están en contra de la zoofilia. Fundamentalmente están basados en la situación de superioridad que el humano impone en la realización del acto sexual ante la imposibilidad del animal de dar o no su consentimiento para la práctica. A menudo es considerado por sus detractores como un comportamiento perturbado que alude a la dignidad que, en este sentido, debería tener el ser humano.
Por supuesto, también se han manifestado abiertamente grupos a favor de la zoofilia que califican de irracionales a sus detractores al intentar un consentimiento informado de los animales para la realización de la práctica sexual. Para rebatir los argumentos que acusan a la zoofilia de ser una forma de violencia frente a los animales, exponen que la castración o la caza sí que son acciones de violencia evidentes frente a los animales.
En cualquier caso, la realidad es que la mayoría de las personas que practican la zoofilia no son violentos con sus animales y que, al contrario, son especialmente atentos en la satisfacción de sus deseos, al margen de los sexuales.
La extendida opinión acerca de la heterosexualidad universal del género animal y sobre el interés sexual único en su propia raza, ha sido desmontada por estudios de importantes etólogos, como Desmond Morris, que ha documentado comportamientos homosexuales conscientes en cientos de especies, así como actos de apareamiento entre animales diferentes a pesar de haber tenido la posibilidad de optar a parejas de su misma especie animal.
El mundo de la pornografria ha venido utilizando frecuentemente la zoofilia. Célebres escenas porno se han exhibido en todo el mundo con la participación de perros, ovejas o, incluso, caballos.