La hipersexualidad es una variación de la sexualidad, aplicada a personas con impulsos sexuales muy intensos. Consiste en un aumento de la actividad sexual o en la frecuencia extrema en la libido para sentirse satisfechos sexualmente. Aunque en la mayoría de los casos, su causa es desconocida, puede presentarse debido al consumo de ciertos medicamentos o por problemas médicos. Enfermedades como el trastorno bipolar, el consumo de alcohol y de ciertas sustancias adictivas pueden afectar a nuestro comportamiento dando lugar a casos de hipersexualidad. En muchos casos se presenta como una adicción, aunque los sexólogos no llegan a ponerse de acuerdo, y en otros, como simples comportamientos impulsivos o compulsivos.
Según los psiquiatras, la hipersexualidad es un deseo sexual desenfrenado que, a pesar de mantener una frecuente estimulación genital, experimentar múltiples relaciones o de disfrutar de un consumo masivo de pornografía, no satisface nuestros deseos y por lo tanto, nos genera frustración, malestar y sufrimiento. Por un lado, nunca tenemos suficiente y, por otro lado, nunca disfrutamos de lo que tenemos por abundante y bueno que sea.
Resulta muy complicado establecer unos criterios fiables que determinen cuándo el deseo sexual es excesivo, ya que, cada persona tiene diferente frecuencia sexual. Lo que para algunos puede parecer mucho, para otros puede ser demasiado poco. Lo que sí está claro es que cuando en una relación una de las partes se queja de las excesivas demandas de la otra, hay un desequilibrio que puede llegar a romper esa relación. Lo ideal es mantener un equilibrio y tener un punto intermedio de satisfacción con tu pareja.
Ahora bien, existe un límite entre lo que es un deseo exacerbado por obtener placer y la hipersexualidad. Por ejemplo, en la etapa de enamoramiento, solemos practicar mucho más sexo a cualquier hora del día y en cualquier sitio. Ese aumento sexual puede ser descontrolado y puede llegar a afectar a nuestro rendimiento laboral y al resto de nuestras actividades diarias, pero no implica que exista hipersexualidad.
En el caso de los hombres, la hipersexualidad es denominada como satiriasis. En el caso de la mujer, se conoce como ninfomanía.