Una mujer puede resultar atractiva sexualmente, independientemente de ut propio sexo. Muchos hombres consideran atractivas sexualmente a algunas mujeres. Pero también algunas mujeres consideran atractivas en lo que refiere al sexo a otras mujeres. Y esto no tiene nada que ver con la homosexualidad. Ni mucho menos. Considerar atractiva a una mujer, aunque seas otra mujer, no tiene por qué indicar que seas lesbiana. Incluso, aunque una mujer se sienta atraída sexualmente por otra mujer, no tiene por qué sucederle con ninguna otra. La química que segrega nuestro cerebro es la clave.
La mayoría de hombres y mujeres tienen una idea general de lo que significa el atractivo sexual. Sin embargo, hay algunas cosas específicas que pueden hacer que una persona sea más o menos atractiva para el sexo opuesto.
La atracción sexual es un deseo de contacto sexual íntimo con otra persona. Puede ser física, emocional o psicológica. El origen de este deseo puede atribuirse al aspecto físico o a los rasgos de personalidad de la persona considerada sexualmente atractiva en las relaciones. La atracción sexual puede deberse a diversos factores, como la identidad de género, la edad y el nivel de atractivo de ambos miembros de la pareja; sin embargo, la mayoría de los estudios indican que no se basa únicamente en el aspecto físico.
¿Cómo pueden las mujeres reconocer el atractivo sexual de otra mujer?
Las mujeres pueden sentirse atraídas sexualmente por otras mujeres sin ser homosexuales. Las mujeres pueden sentirse atraídas sexualmente por otras mujeres sin ser bisexuales.
No se trata de homosexualidad. Se trata de atracción, y hay muchas atracciones sexuales entre mujeres.
Las mujeres pueden encontrar sexualmente atractivas a otras mujeres. Hay algunas lesbianas que lo hacen, lo que no significa que todas sean homosexuales o incluso bisexuales (y la mayoría no lo son). Y no es necesariamente porque quieran acostarse con otra mujer; simplemente la encuentran lo suficientemente atractiva como para que les haga sentir bien cuando la miran.
La obra «El hombre de toda mujer», escrita por María Irene Fornés en 1976, trata sobre la naturaleza del amor entre mujeres y las presiones sociales que pueden impedirles expresar sus sentimientos. En esta obra, dos hermanas se reúnen para discutir la insatisfacción que sienten con sus novios y lo que creen que debería hacerse al respecto. Los tres personajes están interpretados por mujeres, lo que les da la oportunidad de debatir temas relacionados específicamente con las relaciones entre hombres y mujeres sin tener nociones preconcebidas o prejuicios hacia un género u otro.