Preguntar siempre es la mejor solución para conocer. SUcede en casi todos los ámbitos. Por supuesto que también sucede en las relaciones sexuales. A muchos nos ha pasado: estamos al borde del éxtasis, a punto de corrernos. ¿Te suena la situación? Cuando de repente, nuestra pareja cambia de dirección, de velocidad o de presión y perdemos el control. Nos retiramos del momento, solo para convencernos de que nunca volveremos a tener un orgasmo. Aunque pueda parecer dramático, muchas personas lidian con la provocación del éxtasis con frecuencia porque no están seguras de cómo pedir lo que quieren en la cama. Sin duda esta es una realidad que sufren muchas personas en su vida sexual. Todo por no preguntar.
Esto puede parecer obvio, pero muchas personas sienten vergüenza y culpa por el placer sexual. Tanto es así, que algunas personas que nunca se masturban ni se permiten explorar sus cuerpos sexualmente. Algunas personas no han alcanzado el orgasmo con una pareja en toda una vida de relación. Muchas veces, son ellos mismos los que sienten que no merecen el placer, por lo que se resisten a pedírselo a sus parejas.
Por supuesto, si hay una cosa en la que estaremos de acuerdo es en que todos merecemos el placer sexual. De hecho, no debemos alcanzar ningun mérito para merecerlo. Lo merecemos desde el momento en que nuestra condición humana nos condiciona al sexo. Para reproducirnos, por supeusto, pero también para el placer. De hecho, nos condiciona con mayor frecuencia e intensidad para el placer que para la función biol´pgica de la reproducción.
Tienes la clave de tu felicidad sexual. De hecho, aprender a sentirte satisfecho sexualmente de forma independiente es una de las mejores cosas que puedes hacer por tu bienestar. Así que adelante, tócate: y no pares hasta sentir algo increíble.
La masturbación es la mejor forma de descubrir el propio cuerpo. Solo así podremos responder cuando nuestra pareja nos pregunte sobre nuestros gustos sexuales. Preguntar siempre es la mejor opción cuando nos enfrentamos al sexo con otra persona, especialmente so aún no la conocemos lo suficiente como para conocer sus gustos en la cama.