La gama de fetiches sexuales es extensa e incluye algo para todos los gustos. Uno de los fetiches sexuales más populares implica la lucha libre, ya sea como espectador o como deporte participante. Los hombres que disfrutan de este fetiche en particular pueden necesitar tomar las medidas adecuadas para el cuidado del pene al practicarlo, pero puede proporcionar una emoción erótica que vale la pena para muchos.
En realidad, es bastante fácil entender por qué la lucha tiene un atractivo sensual para muchos hombres. Después de todo, la actividad involucra a participantes que típicamente usan poca ropa o, alternativamente, ropa ceñida. En cualquier caso, sus cuerpos se exhiben de manera prominente. El esfuerzo en la lucha libre crea sudor y gruñidos, que imitan la sensación que muchos hombres encuentran durante los ejercicios sexuales rigurosos. Y los cuerpos de los participantes se retuercen y se retuercen de una manera que se describe fácilmente como sexual.
Si bien muchos hombres miran la lucha libre, ya sea masculina o femenina, simplemente por el placer de ver un evento deportivo exagerado, muchos también disfrutan de la excitación que crea esa visión. Y mientras que muchos hombres que participan en la lucha libre lo hacen sin ningún interés sexual, otros encuentran que el contacto corporal cercano conduce a una intensa excitación.
Definir exactamente cuándo un interés se convierte en fetiche es difícil. Sin embargo, parece lógico que si un hombre mira o participa en la lucha libre principalmente porque le hace sentirse sexualmente comprometido, se está entregando a un fetiche basado en la lucha libre. ¿No os parece?
No hay nada de malo en esto, siempre que las circunstancias sean tales que cualquier acción que tome en términos de participación sexual ocurra en un entorno consensual apropiado. Hay muchos de estos.
Por ejemplo, a veces un hombre puede pagar para luchar con otra persona. Siempre con el entendimiento explícito de que se excitará sexualmente al hacerlo. Puede actuar en función de esa excitación. De manera similar, un hombre también puede optar por pagar para ver a otras dos personas luchar. Con el entendimiento de que tiene la intención de masturbarse mientras mira. En cualquier caso, los luchadores pueden estar vestidos o no, dependiendo del arreglo que se haga de antemano.
Por supuesto, muchas veces dos parejas pueden participar en una lucha sensual por su cuenta, como parte de su propia relación sexual. En tales casos, los socios deben establecer sus límites en cuanto a qué es aceptable y qué no.