¿Qué es lo más importante en un hombre? Buen gusto y los ingresos para permitírselo. Probablemente estas han sido las señales eróticas más destacadas para las mujeres desde los albores de la civilización. Al menos, tal cual la conocemos. Es posible que en las cavernas las cosas fueran ligeramente diferentes al respecto.
Cincuenta sombras de Grey está basado en Crepúsculo, así que no es casualidad que Christian Grey y Edward Cullen tengan un gusto exquisito. Estoy seguro de que el ático de diseño de Grey en la película será, al menos igual a la casa de diseñador en la que Edward Cullen vivió con su familia de vampiros en la películaa Crepúsculo.
Como han notado generaciones de estudiantes de inglés, la forma en que Jane Austen describe la casa y su entorno es decididamente erótica: «Ascendieron gradualmente media milla y luego se encontraron en la cima de una considerable eminencia, donde el bosque cesó y Pemberley House captó instantáneamente la atención. Era un edificio de piedra grande y hermoso, bien asentado sobre un terreno elevado y respaldado por una cresta de altas colinas boscosas.»
Puedo imaginarme a Dakota Johnson en un remake de Cincuenta sombras inspirado en Orgullo y prejuicio llegar a la finca de Darcy y susurrar para sí misma: «¡Madre mía!»
Me pregunto qué pensaría Jane Austen en Cincuenta sombras de Grey. Probablemente odiaría la prosa de Erica Leonard. Pero si pasase eso, creo que podría disfrutar del libro. Y definitivamente estaría interesada en lo que ha cambiado y lo que no ha cambiado en los dos siglos que separan Orgullo y prejuicio de Cincuenta sombras de Grey.
No cabe ninguna duda de que, en realidad, lo que una mujer espera de un hombre tienen que ver más con sus espectativas que con la realidad. De esta manera, los ejemplos literarios que nos anteceden pueden entenderse como el paradigma de esta afirmación. Personajes de éxito tanto en lo profesional como en lo personal con capacidad económica suficiente para satisfacer sobradamente su propia sotisficación.
La realidad suele ser otra cosa. Pero no anda muy desencaminada. A una mujer real le suelen gustar los hombres reales. Sin embargo, la solvencia económica para satisfacer los gustos caros siempre son un añadido interesante.