La satisfacción sexual es una aspiración legítima de la inmensa mayoría de las personas. Unos pocos presumen de tener una visa sexual satisfactoria pero casi todos sabemos que, en algún momento de nuestra vida, podemos pasar por una época donde el nivel de satisfacción sexual no sea el que nos gustaría. Normalmente, una época como la descrita suele producir confusión y malestar. Acostumbramos a creer que la confusión pasará poco a poco. Solemos pensar que con el tiempo seremos capaces de poner de acuerdo a nuestros implusos con el resto de varialbes que entran en juego, como son el deseo, la experiencia, las oportunidades o el nivel de compromiso.
Lejos de lo que podemos llegar a pensar en una situación así, lo cierto es que lo que en realidad anhelamos es la satisfaccións sexual. Todos somos diferentes y cada uno de nosotros buscamos la felicidad en los diferentes ámbitos que componen nuestra vida de una manera diferente. Pero si existe un rasgo común a la inmensa mayoría de las personas, a pesar de nuestras diferencias, es el de tratar de alcanzar el máximo nivel de satisfacción sexual. En eso, casi todos somos idénticos. Otra cosa es el camino que utilicemos para tratar de conseguirlo.
Resulta muy curioso la cantidad de tiempo que determinadas personas precisan para buscar ayuda especialiizada cuando se trata de un problema del ámbito sexual. De la misma manera que tan pronto se conoce una limitación física de cualqueir tipo acudimos al profesional indicado, cuando este problema se produce dentro del ámbito de la sexualidad, la velocidad en la reacción no es la misma. Sin embargo, no hemos de olvidar que la salud sexual resulta igual de importante para nuestro organismo que cualquier otra y que el nivel de satisfacción sexual que alcancemos puede verse mermado si, en el caso de tener un problema no acudimos al especialista adecuado en el momento oportuno.
Las denominadas disfunciones sexuales puede que sean los problemas más conocidos pero, en absoluto, son las únicas causas de la insatisfacción sexual. Los problemas, además de físicos, pueden ser mentales e, incluso, originarse en el desconocimiento sobre los procesos y las respuestas sexuales que se suceden en la intimidad del organismo.