Parece que, en plena pandemia mundial por coronavirus, la abstinencia sexual se ha convertido en una opción. En medio de la angustia que está generando esta situación de confinamiento, aparece una derivada de la que se habla poco en los mediso tradicionales. El sexo es una actividad inherente al ser humano. Pero, por supuesto, la salud es lo primero. De esta manera, conocer las posibilidades de contagio antes de tomar una decisión al respecto es algo imprescindible. ¿La abstinencia sexual es la única opción?
La abstinencia sexual no ha de generalizarse. Existen un buen número de opciones sexuales que no conllevan absolutamente ningún riesgo. Por supuesto, la masturbación es una de ellas. ni que decir tiene que hay que guradar todas las normas de higiene para practicarla. Antes, durante y después. Pero no es la única opción.
El sexo online con otras personas puede ser una alternativa satisfactoria a la abstinencia. Existen un buen número de profesionales ofreciendo sus servicios aprovechando las posibilidades que nos ofrece la tecnología. Por supuesto, además del sexo online de pago se pueden elegir otras variantes gratuitas de esta variante de sexo.
El sexo presencial, sin embargo, conlleva un mayor número de precauciones. En primer lugar, hemos de dejar claro que, en ningún caso, se ha de abandonar el confinamiento para practicar sexo. De practicarse alguna actividad sexual presencial ha de ser con personas que convivan con nostros durante este confinamiento y que no hayan manifestado los síntomas explicados por las autoridades sanitarias. En ingún caso con personas que hayan manifestado alguno de los síntomas.
Hemos de conocer que la vía genital no es una fuente de contagio. A pesar de ello, es buena idea practicar el coito con preservativo. Sin embargo, lo que sí hemos de tener muy presente es que la saliva y la mucosa sí que es una vía de contagio. Por lo tanto, mantenernos a salvo de estos fluidos es absolutamente imprescindible. Una opción es el uso de mascarillas. Otra más complicada es encontrar posturas sexuales que permitan que las vías aéreas de ambas personas estén separadas por, al menos, un metro y medio de distancia.