Existen diferentes tipos de fantasías sexuales. Eso es algo que todos conocemos. Todos tenemos diferentes formas de expresar nuestra sexualidad. Precisamente por eso, cada una de estas maneras de hacerlo es única. Por similares que sean dos formas de vivir la propia sexualidad siempre existen matices que las diferencian. Las fantasías sexuales son algo inherente a la propia sexualidad, así que también existen infinitas fantasías sexuales. Sin embargo, lo que sí es cierto es que casi todas se pueden englobar en tres tipos de fantasías sexuales más genéricas.
El pirmero de los tipos de fantasías sexuales tienen que ver con practicar el sexo en lugares públicos. De hecho, practicamente la mitad de las fantasías sexuales que pasan por la mente de las personas en edad de practicar sexo, tienen relación con mantener relaciones sexuales en sitios por los que, al menos, pueda pasar gente. Existe una variedad dentro de este tipo. Desde los que buscan sexo en diferentes lugares públicos, hasta los que quieren ser «cazados» por el anónimo transeunte. Variaciones hay muchas pero todas tienen en común el hecho de practicar sexo en un lugar público.
El sexo en grupo es el segundo de los tipos de fantasías sexuales más habituales. Evidentemente, las variaciones en este caso son enormes. Desde los que se conforman con practicar sexo entre tres personas hasta los que prefieren un número mayor de partidipantes. Por supuesto, las variaciones también tienen relación con si se comparten estos encuentros con hombres o mujeres. Una vez más, los matices no hacen más que añadir una característica al punto en común que supone el sexo grupal.
El último de los tipos de fantasía sexuales de los que hablaremos aquí es aquel que tienen que ver con la dominación y la sensación de poder. En unos casos para ejercerla sobre alguien con ánimo sexual y, en otros, para que alguien lo ejerza sobre nosotros mismos. Siempre con intenciones estrictamente sexuales. El mundo del BSDM es un ejemplo de la variedad que podemos encontrar en este tipo de fantasías eróticas, pero no el único. Por ejemplo, el fetichismo también nos puede ofrecer una enorme nómina de matices dentro de este grupo general.