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Los gemindos y el placer

Los gemidos, queramos o no, tienen mucha presencia en el sexo. no hemos de obviar que gemir es una manera más de comunicación. Sin dudad, una excelente forma de expresar emociones. Por supuesto, también de expresar placer en el transcurso de una relación sexual. De hecho, los gemidos son una demostración de satisfacción mientras se disfruta de una experiencia sexual. Resulta inevitable, pues, que los gemidos causen alguna influencia en el desarrollo del acto sexual, ya que cuenta con la capacidad de hacer que transcienda la pasión.

Parece que está demostrado que los gemidos responden, fundamentalmente a una necesidad fisiológica. Sin embargo, este no es el único factor que influye en su producción. Los factores culturales parece que también participan de alguna manera en su emisión. Esta relación es similar a la que se produce entre la respiración profunda que tiene lugar en el momento del orgasmo con las epresiones faciales.
Los gemidos, por lo tanto, pueden producirse de manera involuntaria, pero también de forma voluntaria. En realidad, depende del refuerzo que queramos dar a la situación del momento sexual en el que nos encontremos. De esta manera, el gemido puede utilizarse como un catalizador del sexo que contribuya alcanzar el orgasmo tanto propio como ajeno.
Los gemidos, además, hacen que la respiración sea más fluida. Por lo tanto, contribuyen notablemente a mejorar el nivel de oxigenación sanguíneo. El esfuerzo realizado en el transcurso de una experiencia sexual así como el movimiento que generamos crean un ambiente sonoro que va adaptándose hasta alcanzar una conexión comunicativa con la pareja.

 

Llegados a este punto, podemos cloncluir que los gemidos pueden ser una excelente fuente de placer. Además de resultar excitantes, pueden ser facilitadores en la labor de profundizar en el acto sexual.  Por otro lado, se trata de una excelente forma de comunicación en determinadas circunstancias que tienen que ver, por supuesto, con las relaciones sexuales de pareja. De la misma manera, se puede señalar que el intercambio de gemidos en un encuentro sexual es una forma de transmisión de energía que puede mejorar sensiblemente el nivel de excitación de ambos.

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