Que existe una relación entre las calorías que incluye nuestra dieta y la calidad de neustra vida sexual es algo casi evidente. Todos lo sabemos. Al menos, lo intuímos. Sin embargo, no teníamos una constatación científica que avalase este etremos. Ya sabéis, cuando las cosas se saben porque sí, no porque lo demuestre la ciencia, lógicamente, el valor que tiene es escaso. Sin embargo, parece que ahora ya sí tenemos datos científicos que sostienen este tipo de relación.
Tres décadas de estudios en animales han determinado que comer menos calorías puede prolongar la vida útil y reducir el riesgo de enfermedades crónicas e, incluso, algunos tipos de cáncer. Y algunos, aunque no todos, de estos beneficios están comenzando a verse en hombres y mujeres que participan en los ensayos clínicos.
Por ejemplo, en personas con sobrepeso moderado, la restricción de calorías en un 25 por ciento durante dos años mejoró los recuentos de presión arterial y colesterol. Además, dio como resultado la pérdida de peso. Los participantes también tuvieron una caída del 47 por ciento en los niveles de proteína C reactiva, un marcador de inflamación relacionado con la enfermedad cardíaca.
Un segundo estudio realizado por investigadores de las mismas instituciones se centró en la restricción de calorías para ver si afectaba otros aspectos importantes de la vida como el estado de ánimo, el sueño y el sexo.
No es sorprendente que los participantes que consumieron un 25 por ciento menos de calorías perdieron peso, aproximadamente 15 kilos en promedio. ¿Qué fue entonces lo sorprendente? Su estado de ánimo mejoró significativamente y experimentaron más vigor, menos tensión y mejor salud general. También tenían un impulso sexual mejorado, mejores relaciones y una mayor calidad de sueño.
Hay que tener en cuenta que la restricción de calorías significa reducir la ingesta sin privarse de nutrientes esenciales. Así que cada caloría tiene que ser elegida cuidadosamente. Esto es especialmente importante si ya se está en un peso saludable. Cuando ningún depósito de grasa para quemar. Hay que asegurarse de que las primeras calorías vayan hacia alimentos ricos en nutrientes, como verduras, frutas, granos enteros, legumbres y proteínas magras.