La autoestima puede mejorar con el sexo. ¿No crees? Esto, a menudo es lo que solemos pensar. Sin embargo, a veces no es algo que esté tan claro. El sexo puede lograr muchos propósitos diferentes y es, frecuentemente, muchas cosas al mismo tiempo. No solo sentimos placer físico, sino que aumenta nuestro sentido de valía, atractivo y deseabilidad. Nos sentimos vivos y poderosos a medida que nuestra sangre fluye y las hormonas recorren nuestro cuerpo. Cada persona tiene un sentido único de lo que la hace sentir sexy. Ciertamente, nuestra cultura tiene mucho que decir acerca de lo que se considera sexy o no. Pero, ¿cómo cada persona termina sintiéndose sexy para sí misma? Ahí aparece la autoestima.
Sentirse sexy no es algo que se trata solo de la apariencia. Si le preguntas a la mayoría de las personas, te dirán que la sexualidad es confianza, es una actitud. Es autoestima. Obtienes esa actitud por tener un fuerte sentido del yo desde adentro, independientemente de lo que esté sucediendo a tu alrededor. Sentirse sexy es saber que te deleitas en tu placer. Reconocer tu deseo de compartir ese poder y placer. Sentirse sexy depende de lo que sientes sobre ti mismo y no es responsabilidad de nadie más que de ti.
Sin embargo, nuestra cultura está cambiando constantemente la idea de lo que es atractivo. No hay más que pensar en la moda y en lo que está dentro y fuera de moda. A medida que crecemos desde la infancia hasta convertirnos en adultos, desarrollamos un sentido de autoestima basado en nuestras experiencias. Una vez que somos adultos maduros, ese sentido de autoestima se vuelve bastante estable y podemos saber por nosotros mismos si pensamos que somos buenos, atractivos, cariñosos, ingeniosos e, incluso, sensuales. Podemos sentirnos afectados por las opiniones de otras personas. Incluso podemos sentirnos atraídos por la idea de seguir la moda, pero nuestro sentido de autoestima es bastante estable y no depende de las acciones o comentarios de los demás.
Desafortunadamente, algunas personas llegan a la edad adulta aún dependiendo de la aprobación constante de otras personas para aumentar su sentido de autoestima. Ellas no han desarrollado un sentido estable del valor de sí mismos, por lo que con frecuencia les piden a los demás que les digan si son atractivos. El sexo se atrapa fácilmente en este ciclo ya que es fácil equiparar el deseo de otra persona como una medida de tu atractivo.